Martes, 31 Marzo 2015 17:56

Granjeros urbanos, un proyecto que madura en Cotahuma

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Madre e hijas, guiadas por la agrónoma Pamela Rocha, transplantan arvejas que antes germinaron en un frasco. Madre e hijas, guiadas por la agrónoma Pamela Rocha, transplantan arvejas que antes germinaron en un frasco. Mabel Franco

Una parte del parque Lak'a Uta en el este paceño ha sido tomada por entusiastas y noveles agricultores convocados por la Fundación Alternativas. Las familias acuden al lugar para cuidar parcelas en las que crecen acelgas, nabos, tomates, papas y otros vegetales, los que luego llevan a sus ollas. Es una cara de la seguridad alimentaria que apenas asoma en La Paz; pero que, dada la sobrepoblación de las ciudades en el mundo, más que una opción es una necesidad. Los voluntarios, usted mismo que está leyendo la nota, son bienvenidos cada sábado desde las 9.00.

Mabel Franco / La Paz

Los planes agrícolas para buscar seguridad alimentaria están dirigidos al área rural, no a la urbana. Lo que es una limitación, considera María Teresa Nogales, cabeza de Fundación Alternativas, una organización boliviana sin fines de lucro que trabaja por garantizar el derecho a la alimentación en las ciudades del país. Y esto porque en el mundo, y Bolivia no es la excepción, las ciudades son las más pobladas de gente, el campo es abandonado y, por tanto, las que necesitan ser incluidas en la producción de alimentos antes de que se produzca una crisis de abastecimiento son las urbes.

Cuatro personas unidas por la amistad, entre ellas María Teresa, sumaron en 2013 entusiasmo, conocimientos y experiencia para hacer realidad Alternativas, con el respaldo económico de Hivos y otras entidades locales e internacionales. La organización va demostrando con hechos que se puede avanzar hacia la agricultura urbana desde la ciudadanía y sus autoridades: la comunidad aprende y/o recupera conocimientos sobre la tierra, se alimenta mejor y más sano y aprovecha de las posibilidades económicas de las granjas urbanas, mientras que las autoridades diseñan políticas públicas para impulsar y garantizar esas iniciativas.

Un parque en el distrito de Cotahuma, zona este de La Paz, es el terreno donde germinan las ideas. Lak’a Uta, el nombre del espacio, es una ladera, un cerro que antes de la experiencia de los granjeros estaba abandonado, cubierto de maleza enredada entre antiguos árboles de eucalipto y con el estigma de representar un riesgo, un factor de inseguridad ciudadana.

Acelgas en la granja orgánica Lak'a Uta.

El responsable de la parcela sabe cómo sacar las hojas de la acelga sin dañar la planta. De allí de donde arranca lo que necesita volverá a brotar otra hoja. Así las cosas, no se necesita refrigerador en casa.

María Teresa y demás miembros de Alternativas, varios de ellos voluntarios, una vez que recibieron el visto bueno de la Subalcaldía de Cotahuma y de las Juntas de Vecinos, se dedicaron a limpiar el sector central del parque para habilitar una especie de franja horizontal en el cerro, tarea nada fácil y que llevó como cinco meses. Al cabo, en mayo de 2014 se dispusieron a recibir a los vecinos interesados, muchos de los cuales habían participado de talleres entre enero a mayo de ese año .

Los primeros en llegar trabajaron en todo el espacio; una hectárea en total, construyendo las carpas, pintando los contenedores, las cercas y todo cuanto fuese necesario para la granja. Sólo entonces se les asignó, por sorteo, una parcela.

Pamela Rocha, agrónoma de Alternativas, es quien orienta y capacita a los nuevos agricultores, entre los que hay niñas como Anahí, que acaba de cumplir los cuatro años, y hombres de alrededor de 70, como José. Son familias las que acuden –madres, padres, hijos– aunque, como hace notar Pamela, hasta la fecha las mujeres participan más activamente en el huerto.

Algo que llama la atención es el desconocimiento de las labores agrícolas entre personas que migraron del campo o que tienen abuelos o padres migrantes. “Al inicio de su participación en el huerto las personas sabían poco o nada sobre el cultivo de alimentos. No reconocían las diferentes variedades de plantas. Algo se había perdido y lo que estamos haciendo es sembrar ese conocimiento,” dice Maria Teresa.

José, el mayor del grupo de granjeros urbanos, ha pedido, a diferencia del resto, trabajar su lote en la tierra misma, aunque también cuenta con un minitúnel y algunos contenedores donde cultiva hortalizas. Siembra papas y recuerda que él dejó su comunidad muy temprano. En su lote de 16 metros cuadrados, señalado con su nombre, recupera una parte de la vida que dejó por venir a la ciudad.

Parcelas Laka Uta.

Una al lado de la otra, las parcelas dejan ver la buena cosecha que espera a los vecinos este otoño.

Otro vecino, Eddy, es feliz viendo crecer y cosechando sus hierbas aromáticas como cilandro, menta, huacataya, alhabaca, tomillo y otras que verdean debajo de una carpa de plástico que él se ha encargado de proteger de la mejor manera.

La familia de Miriam, una joven madre de dos niñas, no falta los sábados. Tímida, de pocas palabras, dice que es feliz cada vez que se lleva a la casa papas --que crecen en saquillos de los que contienen azúcar o arroz, e incluso en bolsas de mercado, dos de ellas, media arroba al término de tres meses--, acelgas, lechugas, arvejas, habas y hasta tomates. Ahorra dinero, pero sobre todo valora la frescura de los alimentos que cocina. Sus niñas, Anahí una de ellas, son capaces de reconocer la diferencia entre la plantitas, algo que su madre no podía hacer antes de ser parte de esta comunidad y este huerto.

Veinte familias, pocas para los 142.293 habitantes de Cotahuma (87.3 por hectárea), se podría pensar, tienen una parcela en el Huerto Orgánico Lak’a Uta. Nuevos talleres con los vecinos y la habilitación de otra franja en el cerro figuran en los planes de Alternativas. Pero el sueño es más ambicioso: otros lugares de La Paz y, quién sabe, otros municipios de Bolivia y en el mundo. La organización impulsó la Ley Municipal de Seguridad Alimentaria 105/2014, la primera del país, y conjuntamente el Gobierno Autónomo Municipal de La Paz dio lugar a la creación del Comité Municipal de Seguridad Alimentaria. Estos son mecanismos y herramientas que podrían replicarse en otros ámbitos.

Los niños de la zona tienen su espacio, un pedazo de granja infantil. Los jóvenes son capacitados para convertirse en líderes y así llevar el mensaje de la buena alimentación a sus círculos de influencia. Así trabaja la entidad.

Empresas e instituciones diversas responden a ese esfuerzo: han donado cajas, por ejemplo, que los voluntarios convierten en contenedores para las plantas y/o el compost, luego de darles una mano de pintura. Reciclaje puro y simple, como con las cáscaras que las familias llevan y que la agrónoma entierra para disponer de abono orgánico. O los CD que colocados en lugares estratégicos, como el cuerpo de los espantapájaros, ahuyentan a las aves de los sembradíos. En cualquier caso, los basureros se libran de buena cantidad de desechos que aquí adquieren utilidad.

Plantas en la malla, al fondo, La Paz.

Botellas PET recicladas como maceteros. Al fondo, la ciudad de los cerros nevados.

Las huertas urbanas son una idea que se cultiva en el mundo. Con otras características, hay que señalar que la propia FAO promueve estas formas de cultivo en las ciudades, aun en las que más responden al duro concepto de “selvas de cemento”. Balcones, aceras, muros… los agrónomos están llamados a pensar iniciativas que puedan ser aprovechadas por el habitante del más minúsculo departamento.

En medio del parque-granja, con la vista de la ciudad poblada de edificios de ladrillo, algo se despierta en el ánimo del más urbanita: la tierra llama. Por suerte, no es requisito ser habitante de Obispo Bosque y otros barrios del sector para trabajar en Lak'a Uta. Cualquier residente de la ciudad de La Paz puede obtener una parcela o participar como voluntario; hay muchas opciones y mucho por hacer y aprender para sembrar y cosechar las propias acelgas o las cebollas que, se observa, crecen en pequeños recipientes de recicladas botellas PET.

En La Paz, en Bolivia, hay espacios libres. Lo que hace falta es desarrollar iniciativas y una de ellas es ésta de Alternativas. Para adentrarse en ese mundo, cualquiera está invitado a echar un ojo en el parque Lak’a Uta, el que se halla a pocos metros de la estación del teleférico amarillo, en Cotahuma. Este sábado puede ser ideal para visitarlo, si no llueve. Y si llueve, también.

Para conocer más a fondo el trabajo de Fundación Alternativas síguelos en las redes sociales mediante sus páginas en Facebook, Twitter, Instagram y LinkedIn.

María Teresa Nogales

María Teresa Nogales exhibe las lechugas.

 Llantas como maceteros.

 Llantas de vehículos, maderas, bolsas... todo sirve si se dialoga adecuadamente con la naturaleza.

Papas que crecen en saquillos.

Plantas de papas que crecen en saquillos.

Espantapájaros.

Espantapájaros.

Visto 6588 veces Modificado por última vez en Martes, 31 Marzo 2015 23:30
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