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Lunes, 04 Agosto 2014 13:46

"¿Qué hacemos si el familiar decide llevarse al paciente?"

Escrito por
Pasillo UTI Pasillo UTI Ida Peñaranda

 

*Leonardo Durán, presidente de la Sociedad Boliviana de Terapia Intensiva, explica, entre los problemas de la UTI del hospital Viedma de Cochabamba, la presencia de sólo ocho camas para todo el departamento y la escasez de especialistas, la mayoría de los cuales está a punto jubilarse.

Ida Peñaranda / Cochabamba

¿Qué es la terapia intensiva o medicina crítica?

Es de las especialidades más jóvenes. A diferencia de la cirugía ya centenaria, la terapia intensiva no tiene más de tres décadas. Ha nacido como una inquietud inicial de los anestesiólogos, ya que después de colocar anestesia, en algunos pacientes muy delicados, se tenía que dar cuidados especiales: quedarse a ver cómo despertaban, velar por su respiración, etc. Entonces se crearon unidades de recuperación y nació la inquietud por la terapia intensiva.

La medicina crítica, en realidad, consiste en hacer un diagnóstico fino del paciente agudo y controlarlo mediante monitoreo. Podemos monitorear todas las funciones vitales: presión intracraneal, presión compartimental abdominal, etc., y de acuerdo con eso desarrollar la acción de compensación en busca de la recuperación del paciente. En realidad, somos una medicina interna en agudo. Manejamos todas las patologías, desde las neurológicas, como accidentes cerebrovasculares, embolia, hemorragias, hasta crisis cardiacas como infarto agudo, arritmias letales, paro cardiaco. Somos los resucitadores por naturaleza.

¿Hay Unidades de Terapia Intensiva (UTI) en todo el país?

La terapia intensiva existe en el hospital Viedma desde finales de los años ochenta, gracias a una donación de las monjas vicentinas. Probablemente empezó a funcionar de forma simultánea en Cochabamba y La Paz. Después llegó a Santa Cruz y, mucho después, a los otros departamentos. Actualmente, dentro de la especialidad, hay médicos en todo el país, menos en Pando y Beni. Las UTI están en hospitales de tercer nivel, es decir en hospitales de mayor complejidad, de los que carecen Beni y Pando precisamente.

¿Dónde acudir, aparte del Viedma en Cochabamba, en busca de una UTI a nivel público?

A las cajas de salud, pero solamente si se es asegurado. El único hospital público de referencia es el Viedma, que es para todo el departamento. Y por eso sus limitaciones: llegan a faltar espacios e insumos.

Nuestro hospital forma parte del complejo hospitalario Viedma, el que se completa con el Gastroenterológico, el Maternológico y Neonatología, todos los cuales tienen UTI, pero sólo para pacientes directamente relacionados con la especialidad. En Neonatología hay pocos especialistas y en terapia intensiva pediátrica el panorama es más desastroso aún: en la ciudad sólo existen dos. Neonatología cubre hasta el año de edad; los niños que superan esa edad y hasta los 15 años están desprotegidos. En el Viedma atendemos sólo a personas de los 15 años para arriba.

¿Qué criterios de admisión rigen para una UTI?

No admitimos pacientes premortem, que tienen un cáncer avanzado o enfermedades sociales, por ejemplo un alcohólico con problemas graves de cirrosis. En realidad, el paciente que entra a terapia intensiva debe ser recuperable, porque si no, escaparía a nuestra filosofía que es pelear por la vida.

¿Qué pasa cuando no hay espacio?

Lamentablemente, los hospitales públicos han quedado muy pequeños, como pasa con el Viedma. Es una pena cómo los pacientes que necesitan cuidados intensivos están haciendo cola en Emergencias, en camillas. En terapia intensiva tenemos ocho camas. Si están todas ocupadas, hay gente que será rechazada. Aceptar y atender un paciente en Emergencias sin que exista la seguridad de un pronto ingreso en una UTI es negligente y no es nuestra culpa. Esto ocurre porque no se mejoran las condiciones, no se aumentan las camas, no aumenta la inversión en insumos, en aparatos, no se hacen más hospitales, la ciudad crece y hay más habitantes.

El Viedma ya no tiene farmacia, porque ha quebrado. Todas las recetas deben ser adquiridas por los familiares. El momento en que dejan de comprar los medicamentos, ¿de quién es la negligencia? El momento en que se cansan de comprar y dicen "nos lo llevamos", no podemos impedirlo y sólo podemos advertirles de que el enfermo puede fallecer. Nosotros no tenemos solucionados estos problemas de base. En tales circunstancias, ¿cómo vamos hacer una medicina con gente que no puede pagar?

Menciona usted la palabra negligencia, muy debatida en estos últimos meses respecto de la práctica médica y ahora dejada en suspenso a nivel oficial.

Yo creo que es un tema que se ha estado enfrentando de manera muy pasional. Creo también que antes hay que corregir el mismo sistema de salud, desde la estructura y la coyuntura que están mal. Por ejemplo: ¿Quién norma el egreso de médicos?, ¿quién les da trabajo?, ¿cómo los organizan?, ¿cómo los especializan? Tenemos muchos médicos descalzos. No puedo decir si todos los médicos están haciendo buena medicina; pero sí que en Bolivia tenemos especialistas muy bien formados.

Probablemente, quienes estamos en una UTI enfrentamos más el problema de que la no recuperación de un paciente sea vinculado con negligencia, porque aquí estamos peleando entre la vida y la muerte. Los pacientes vienen muy enfermos. Lo que suele gatillar las denuncias, lo hemos visto, son las cuentas médicas. No todas las personas tienen acceso a medicinas subsidiadas, entonces, cuando el paciente muere, para evitar los pagos pendientes suelen hablar de negligencia.

La medicina crítica no es como las matemáticas, es bastante relativa. Hay familiares que pagan y piden “garantizar la inversión”, algo que no es posible.

El médico no es Dios, tenemos limitaciones, corregimos el curso natural de una enfermedad, salvamos vidas, pero no siempre. La muerte es natural, pero muchos de los problemas que la causan de manera temprana son previsibles. El problema es que la gente no está acostumbrada a acudir al médico. En nuestra sociedad es motivo de orgullo afirmar: “Mi mamá nunca ha ido al médico”, hasta que se presenta un problema grave.

Y están los accidentes de tránsito; la inseguridad vial es terrible, no se respeta la señalización, no se usa casco ni cinturón de seguridad... El hospital Viedma es eminentemente de trauma: llegan muchos accidentados. Sin ir muy lejos, de los ocho pacientes que ahora tengo, cinco son por accidentes de tránsito y por lo menos dos de ellos debido al consume de bebidas alcohólicas. Y tenemos alarmantes índices de pacientes con problemas renales. ¿Qué pasa? Será el agua, problemas de contaminación que a nadie le interesa solucionar; Cochabamba está nublada de polvo, tenemos ladrilleras, vehículos en mal estado que siguen circulando botando grandes cantidades de dióxido de carbono y nadie hace nada. ¿Dónde está la prevención? Para mí es un problema de todos y la norma por negligencia tiene que ser aplicada para todos.

¿Cuáles cree usted que son los desafíos de las UTI?

A nivel de formación de los especialistas estamos a la par de los países desarrollados. Nosotros no tenemos que menospreciar el nivel de medicina crítica que tenemos, pues es de muy buen nivel. El desafío es formar más médicos intensivistas. La generación de médicos intensivistas en Cochabamba ya es de mayores. Es una generación que se está cansando y probablemente está próxima a jubilarse. En la ciudad no somos más de 15 intensivistas. No abarcamos a todos los hospitales, o sea que nos tenemos que dividir para trabajar en diferentes unidades. Son pocos los hospitales que tienen médicos intensivistas de turno permanente. Además del Viedma, está la Caja Nacional, y creo que son los únicos. El resto de los hospitales tienen médicos a llamado o de otras especialidades que cubren la necesidad y no es lo ideal. Hay muchos médicos que se han ido al exterior (México, Chile, España, EEUU) y que se están o se han especializado en medicina crítica, pero no regresan a Bolivia, porque allá están mejor pagados.

¿Qué objetivos se propone la Sociedad Boliviana de Terapia Intensiva?

La Sociedad de Terapia Intensiva ha nacido, al igual que la especialidad, hace unos 20 años. Tiene objetivos bastante claros: planificar, tener una medicina crítica científica. Tiene como visión preparar, desde el punto de vista científico y tecnológico, a personal relacionado con la medicina crítica, como son médicos residents y enfermeras, que son nuestra mano izquierda. La asociación ha creado posgrados en medicina crítica para enfermeras. Hay más enfermeras en el área que médicos, y eso es una ventaja porque la enfermera de medicina crítica está pegada al paciente, es la que nos acompaña en nuestro devaneo, en nuestras tristezas, en nuestros triunfos. La labor de las enfermeras es bastante sacrificada, muy ponderable y mal pagada.

Es bueno que la gente conozca que existe gente formada en terapia intensiva. Pondero el trabajo de mis colegas, que son pequeños héroes, por sus triunfos diarios.

*El doctor Leonardo Durán se ha especializado en medicina crítica en Japón y es docente de la Universidad Mayor de San Simón (UMSS)

UTI Viedma puerta

El Viedma es el hospital público más importante de Cochabamba. Foto: Kechi Flores

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