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Lunes, 17 Noviembre 2025 18:05

COP 30: Cumbre de los Pueblos exige abandonar los combustibles fósiles en la Amazonía y rechaza las falsas soluciones de financiamiento

La Cumbre de los Pueblos, realizada de forma paralela a la cumbre global del clima de la ONU en Brasil, emitió una Declaración con 15 puntos en los que exige mantener el petróleo bajo tierra, promover financiamiento climático público, impulsar la agroecología y rechazar las falsas soluciones, como el mercado de carbono. El documento fue entregado a André Correa do Lago, presidente de la COP 30, durante la clausura del evento, con el objetivo de que estas demandas lleguen directamente a los negociadores.

Entre el 12 y el 16 de noviembre, más de 70 mil personas —pueblos indígenas, comunidades tradicionales, movimientos sociales y organizaciones civiles de América Latina y otras regiones— se reunieron en Belém para debatir alternativas y rutas frente a la crisis climática.

La Declaración identifica al capitalismo, al modelo económico global y al avance de la ultraderecha como factores que profundizan la crisis climática; además respalda la demarcación de tierras indígenas —clave para la preservación de las selvas— y una reforma agraria popular como base para garantizar la soberanía alimentaria.

Para Carola Mejía, experta de Latindadd, el texto final es “muy claro y potente”, porque recoge las discusiones planteadas por los distintos grupos y países que participaron en el proceso. Por ello, considera que debe asumirse como “un elemento clave de insumos para las decisiones que se vayan a tomar esta semana”, en el marco de las negociaciones de la COP 30.

“Deja un mensaje político clave y bien claro sobre lo que queremos que se atienda: dejar los combustibles fósiles bajo tierra, dejar la dependencia del extractivismo y las falsas soluciones basadas en los mercados”, explica Mejía.

El documento sintetiza dos años de debates y plantea propuestas que la Cumbre de los Pueblos espera que los gobiernos consideren en las negociaciones climáticas.

Pablo Solón, investigador de la Fundación Solón, destaca tres puntos centrales: “el llamado a no explotación de petróleo en la Amazonía, la denuncia de las falsas soluciones de mercado de carbono y financiación de los bosques como el TFFF y la promoción de la agroecología como solución ante la crisis climática”.

amazonia no petroleo NiquenLos indígenas y la sociedad civil exigen que se dejen los combustibles bajo tierra. Foto: Alberto Niquen.

Delegaciones indígenas, juveniles y de organizaciones de la sociedad civil de Bolivia participaron en el evento, entre ellas la Confederación de Mujeres Indígenas de Bolivia. A la clausura asistieron, además de Correa do Lago, autoridades del Gobierno brasileño como Guilherme Boulos, ministro de la Secretaría General de la Presidencia; Marina Silva, ministra de Medio Ambiente y Clima; Sônia Guajajara, ministra de Pueblos Indígenas, y Ana Toni, directora ejecutiva de la Conferencia.

Falsas soluciones

Solón y Mejía subrayan la crítica de la Cumbre de los Pueblos al Fondo para los Bosques Tropicales para Siempre (Tropical Forest Forever Fund – TFFF), impulsado por el Gobierno brasileño, que considera que el fondo “no es una respuesta adecuada”, ya que propone financiar la protección de bosques a través de bonos y préstamos, abriendo la puerta al “sometimiento de los Estados”.

 “Nos oponemos a cualquier solución falsa a la crisis climática que perpetúe prácticas perjudiciales, cree riesgos imprevisibles y desvíe la atención de las soluciones transformadoras y basadas en la justicia climática y de los pueblos, en todos los biomas y ecosistemas. Advertimos que el TFFF, al ser un programa financiarizado, no es una respuesta adecuada. Todos los proyectos financieros deben estar sujetos a criterios de transparencia, acceso democrático, participación y beneficio real para las poblaciones afectadas”.

En lugar de mecanismos que privatizan el financiamiento climático —como el TFFF—, la Cumbre plantea que los recursos deben provenir de fondos públicos y de impuestos a las grandes corporaciones contaminadoras, explica Solón.

El punto 12 de la Declaración sostiene:

“Luchamos por la financiación pública y la tributación de las empresas y los más ricos. Los costes de la degradación medioambiental y las pérdidas impuestas a las poblaciones deben ser sufragados por los sectores que más se benefician de este modelo. Esto incluye fondos financieros, bancos y empresas de la agroindustria, la hidroindustria, la acuicultura y la pesca industrial, la energía y la minería. Estos actores también deben asumir las inversiones necesarias para una transición justa y orientada a las necesidades de los pueblos”.

Asimismo, exigen que la financiación climática internacional no se canalice a través de instituciones que reproducen desigualdades entre el Norte y el Sur, como el FMI y el Banco Mundial.

Desde Latindadd se remarca que “la crisis múltiple que vivimos es consecuencia de un sistema financiero internacional injusto, colonial y disfuncional. Mientras los poderosos imponen sus reglas, los pueblos del Sur pagan los costos”.

La Cumbre de los Pueblos inició el 12 de noviembre con un desfile de unos doscientos barcos por el río que atraviesa Belém. En los días siguientes, indígenas, jóvenes, sindicalistas, pescadores y agricultores, entre otros, participaron en espacios de diálogo y propuestas que culminaron con la Declaración presentada este domingo 15 de noviembre.

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El punto culminante de la movilización social fue el sábado 14 de noviembre, miles de personas se sumaron a la Marcha Global por el Clima para exigir a los negociadores de la COP 30 respuestas urgentes ante la crisis climática y una transición energética justa, popular e inclusiva.

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cumbre pueblos cnamib16novLideresas indígenas de Bolivia participaron en la Cumbre de los Pueblos. Foto: CNAMIB. 

Considerandos de la Declaración

Después de más de dos años de construcción colectiva y de realizar la Cumbre de los

Pueblos, afirmamos que el modo de producción capitalista es la causa principal de la creciente crisis climática; las comunidades periféricas son las más afectadas por los fenómenos climáticos extremos y el racismo ambiental; las empresas transnacionales, en connivencia con los gobiernos del norte global, se encuentran en el centro del poder del sistema capitalista, racista y patriarcal; el fracaso del actual modelo de multilateralismo es evidente; afirmamos que la privatización, mercantilización y financiarización de los bienes comunes y los servicios públicos contradicen frontalmente los intereses populares.

 

“Nos oponemos a cualquier solución falsa a la crisis climática que perpetúe prácticas perjudiciales, cree riesgos imprevisibles y desvíe la atención de las soluciones transformadoras y basadas en la justicia climática y de los pueblos, en todos los biomas y ecosistemas. Advertimos que el TFFF, al ser un programa financiarizado, no es una respuesta adecuada. Todos los proyectos financieros deben estar sujetos a criterios de transparencia, acceso democrático, participación y beneficio real para las poblaciones afectadas.

“La transición energética se está llevando a cabo bajo la lógica capitalista. A pesar de la expansión de las fuentes renovables, no se ha producido una reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero. La expansión de las fuentes de producción energética ha acabado configurándose también como un nuevo espacio de acumulación de capital”.

capitalismoFoto: Media Ninja

15 exigencias y propuestas de la Cumbre de los Pueblos

  1. Hacer frente a las falsas soluciones del mercado. El aire, los bosques, las aguas, las tierras, los minerales y las fuentes de energía no pueden seguir siendo propiedad privada ni ser apropiados, porque son bienes comunes de los pueblos.
  2. Exigimos la participación y el protagonismo de los pueblos en la construcción de soluciones climáticas, reconociendo los conocimientos ancestrales. La multidiversidad de culturas y cosmovisiones conlleva sabiduría y conocimientos ancestrales que los Estados deben reconocer como referencias para las soluciones a las múltiples crisis que asolan a la humanidad y a la Madre Naturaleza.
  3. Exigimos la demarcación y protección de las tierras y territorios indígenas y de otros pueblos y comunidades locales, ya que son ellos quienes garantizan la vida del bosque. Exigimos a los gobiernos la deforestación cero, el fin de las quemas criminales y políticas estatales para la restauración ecológica y la recuperación de las áreas degradadas y afectadas por la crisis climática.
  4. Reivindicamos la realización de la reforma agraria popular y el fomento de la agroecología, para garantizar la soberanía alimentaria y combatir la concentración de la propiedad de la tierra. Los pueblos producen alimentos saludables con el fin de eliminar el hambre en el mundo, basándose en la cooperación y el acceso a técnicas y tecnologías de control popular. Este es un ejemplo de una solución verdadera para combatir la crisis climática.
  5. Exigimos la lucha contra el racismo ambiental y la construcción de ciudades justas y periferias vivas mediante la implementación de políticas y soluciones ambientales. Los programas de vivienda, saneamiento, acceso y uso del agua, tratamiento de residuos sólidos, arbolado y acceso a la tierra y regularización fundiaria deben considerar la integración con la naturaleza. Queremos que se invierta en políticas de transporte público, colectivo y de calidad, con tarifas cero. Estas son alternativas reales para hacer frente a la crisis climática en los territorios periféricos de todo el mundo, que deben implementarse con la financiación adecuada para la adaptación climática.
  6. Defendemos la consulta directa, la participación y la gestión popular de las políticas climáticas en las ciudades, para hacer frente a las corporaciones del sector inmobiliario que han avanzado en la mercantilización de la vida urbana. La ciudad de la transición climática y energética debe ser una ciudad sin segregación y que acoja la diversidad. Por último, condicionar la financiación climática a protocolos que apuesten por la permanencia en la vivienda y, en última instancia, a una indemnización justa para las personas y comunidades con garantía de tierra y vivienda, tanto en el campo como en las ciudades.
  7. Exigimos el fin de las guerras y la desmilitarización. Que todos los recursos financieros destinados a las guerras y a la industria bélica se reviertan para la transformación de este mundo. Que los gastos militares se destinen a la reparación y recuperación de las regiones afectadas por desastres climáticos. Que se tomen todas las medidas necesarias para impedir y presionar a Israel, responsabilizándolo del genocidio cometido contra el pueblo palestino.
  8. Exigimos la reparación justa y plena de las pérdidas y daños impuestos a los pueblos por los proyectos de inversión destructivos, las presas, la minería, la extracción de combustibles fósiles y los desastres climáticos. También exigimos que sean juzgados y castigados los culpables de los delitos económicos y socioambientales que afectan a millones de comunidades y familias en todo el mundo.
  9. Las tareas relacionadas con la reproducción de la vida deben ser visibles, valoradas, comprendidas como lo que son —trabajo— y compartidas por toda la sociedad y el Estado. Son esenciales para la continuidad de la vida humana y no humana en el planeta. Esto también garantiza la autonomía de las mujeres, que no pueden ser responsabilizadas individualmente por el cuidado, sino que deben ser reconocidas por sus contribuciones: nuestro trabajo sustenta la economía. Queremos un mundo con justicia feminista, autonomía y participación de las mujeres.
  10. Exigimos una transición justa, soberana y popular, que garantice los derechos de todos los trabajadores y trabajadoras, así como el derecho a condiciones de trabajo dignas, libertad sindical, negociación colectiva y protección social. Consideramos la energía como un bien común y defendemos la superación de la pobreza y la dependencia energética. Tanto el modelo energético como la propia transición no pueden violar la soberanía de ningún país del mundo.
  11. Exigimos el fin de la explotación de los combustibles fósiles y hacemos un llamamiento a los gobiernos para que desarrollen mecanismos que garanticen la no proliferación de los combustibles fósiles, con miras a una transición energética justa, popular e inclusiva con soberanía, protección y reparación de los territorios. En particular en la Amazonía y otras regiones sensibles y esenciales para la vida en el planeta.
  12. Luchamos por la financiación pública y la tributación de las empresas y los más ricos. Los costes de la degradación medioambiental y las pérdidas impuestas a las poblaciones deben ser sufragados por los sectores que más se benefician de este modelo. Esto incluye fondos financieros, bancos y empresas de la agroindustria, la hidroindustria, la acuicultura y la pesca industrial, la energía y la minería. Estos actores también deben asumir las inversiones necesarias para una transición justa y orientada a las necesidades de los pueblos.
  13. Exigimos que la financiación climática internacional no pase por instituciones que profundizan la desigualdad entre el Norte y el Sur, como el FMI y el Banco Mundial. Debe estructurarse de manera justa, transparente y democrática. No son los pueblos y países del Sur global los que deben seguir pagando las deudas a las potencias dominantes. Son estos países y sus corporaciones los que deben comenzar a saldar la deuda socioambiental acumulada durante siglos de prácticas imperialistas, colonialistas y racistas, por la apropiación de bienes comunes y por la violencia impuesta a millones de personas muertas y esclavizadas.
  14. Denunciamos la continua criminalización de los movimientos, la persecución, el asesinato y la desaparición de nuestros líderes que luchan en defensa de sus territorios, así como a los presos políticos y palestinos que luchan por la liberación nacional. Reivindicamos la ampliación de la protección de los defensores y defensoras de los derechos humanos y socioambientales en la agenda climática global, en el marco del Acuerdo de Escazú y otras normativas regionales. Cuando un defensor protege el territorio y la naturaleza, no solo protege a un individuo, sino a todo un pueblo y beneficia a toda la comunidad global.
  15. Reivindicamos el fortalecimiento de los instrumentos internacionales que defienden los derechos de los pueblos, sus derechos consuetudinarios y la integridad de los ecosistemas. Necesitamos un instrumento internacional jurídicamente vinculante en materia de derechos humanos y empresas transnacionales, que se construya a partir de la realidad concreta de las luchas de las comunidades afectadas por las violaciones cometidas, exigiendo derechos para los pueblos y normas para las empresas. Afirmamos además que la Declaración sobre los derechos de los campesinos y otras personas que trabajan en las zonas rurales (UNDROP) debe ser uno de los pilares de la gobernanza climática. La plena aplicación de los derechos de los campesinos devuelve a la población a los territorios, contribuye directamente a su alimentación, al cuidado del suelo y al enfriamiento del planeta.

Por último, creemos que es hora de unir nuestras fuerzas y enfrentarnos al enemigo común. Si la organización es fuerte, la lucha es fuerte. Por esta razón, nuestra principal tarea política es la labor de organización de los pueblos en todos los países y continentes. Vamos a arraigar nuestro internacionalismo en cada territorio y convertir cada territorio en una trinchera de la lucha internacional. Es hora de avanzar de manera más organizada, independiente y unificada, para aumentar nuestra conciencia, fuerza y combatividad. Este es el camino para resistir y vencer.

Lea el documento completo aquí

Declaración Cumbre de Los Pueblos COP30 by Miriam Jemio

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