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Jueves, 15 Enero 2015 18:07

La Tv boliviana descuartiza a las mujeres

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¿Qué es lo primero que se le viene a la mente cuando se habla de mujeres en la tele boliviana? ¿Piernas?, ¿nalgas?, ¿senos? Si está de acuerdo con esta apreciación, esta nota podría ser de su interés.

Iblin Linarez, Mabel Franco, Fabiola Gutiérrez / La Pública

Video: Fabiola Gutiérrez

“Ahora tenemos este regalito para los caballeros, un desfile de lencería de infarto”, anuncia uno de los presentadores de "La Revista" de Unitel. No son ni las ocho de la mañana y uno de los canales de la televisión boliviana comienza la jornada con bombos y platillos y con jóvenes en tangas. Lo que sería pasable, al final se trata de mostrar tendencias de ropa interior, si no fuese por el recorrido que la cámara se empeña en hacer sobre la humanidad de las modelos: traseros, pechos, caderas. Descuartizamiento descarado.

Y no es necesario que sea lencería el tema. Haga frío o calor, en el set las chicas en trajes diminutos y/o escotados están a la orden del día, incluso en los noticieros. Y no sólo en Unitel, también Red Uno, PAT, ATB y otros canales más chicos.

“Gran parte de gente considera que los hombres deben pensar y la mujer adornar”, dice Ximena Galarza, presentadora y productora de televisión. No está lejos de la realidad, pues las grandes cadenas televisivas han llenado sus producciones con mujeres con poca ropa, en lo que se denomina la TV basura.

La TV basura se caracteriza porque hace una utilización del morbo, sensacionalismo y el escándalo. El concepto televisión basura surgió a fines de los 80 cuando el conductor portorriqueño Geraldo Rivera incluyó en uno de sus programas de chismes de la TV estadounidense una sección que consistía en husmear, cámara en mano, en las bolsas de basura de los famosos. El término se popularizó para describir aquellos contenidos televisivos que exponen de manera descarnada y sensacionalista la falta de humanidad y respeto de los productores y conductores por los protagonistas y televidentes, es decir: ese morbo que vende.

TraseroImagentes tomadas del programa Clase A, que se emite los fines de semana por Cadena A.

Se podría pensar que los acercamientos de la cámara a las partes del cuerpo femenino consideradas deseables (¿?) para los varones, y que de otra manera no les sería posible explorar así, atrae a este sector de los televidentes. Pero, dada la omnipresencia de tales imágenes, la pregunta es: ¿Para quién se hace televisión en Bolivia? ¿No hay mujeres entre los espectadores?. Porque hasta las revistas para ellas están llenas de “teledescuartizadas”.

“La televisión basura en Bolivia es un reciclaje grotesco de lo que sucede en otros países con el pretexto de que ‘se da a la gente lo que quiere’. Éste es un prejuicio intolerable, una mentira inaceptable ya que la mayoría de la gente está cansada de la pornografía y la cosificación del cuerpo de la mujer”, explica el sociólogo Yuri Tórrez en una columna de opinión publicada en La Razón.

"La televisión boliviana responde al mercado del capitalismo y el consumismo. Ese consumismo que tiene que ver con cosificación: utilizar los cuerpos de las mujeres como cosas",  dice a La Pública Miguel Becerra Brito, sociólogo cruceño que cursa una maestría en Género y Diversidad en la Universidad de Oviedo (España) y exmiembro de la Casa de la Mujer de Santa Cruz. "La Tv produce programas para adultos, para jóvenes, para mujeres (novelas, cocina), pero en todos hay un eje central que transmite patrones misóginos, patrones de control del cuerpo".

Productores, los que mandan

Esas exploraciones corporales no son accidentales ni caprichos de los camarógrafos. Son los productores quienes definen contenidos y hasta las tomas que son el resultado final que se ve en la pantalla chica.

“Defino antes las tomas que harán los camarógrafos, no busco tomas provocativas o explícitas que muestren más de lo que se debe mostrar, porque cuando muestras lencería muestras sólo eso”, asegura Priscila Quiroga, productora y presentadora de la revista “Levántate Bolivia”,que se emite todas las mañanas por Cadena A.

Quiroga asegura que como productora no busca raiting con la imagen de la mujer. “No me gustaría que me vean sólo como una cosa bonita, para mí lo importante es el contenido y la variedad de temas para el televidente”. Como fuere, Cadena A tampoco es la excepción, pues ahí está su programa “Clase A", de fines de semana, donde las bromas sexistas y las imágenes de cuestionable gusto están a la orden.

Hora a hora

Ni bien finalizan las revistas matinales, la tele boliviana se llena,a partir de las 9.00, de “revistas femeninas”. Aprender a preparar las últimas recetas es parte de la oferta de “Pura Vida” de la red Uno, “EnHoraBuena” de PAT, “En su punto” de Cadena A, “Viva la mañana” de ATB y “La Batidora” de Unitel. Entre las 9 y 12 todo es cocina, moda, farándula, baile y, claro, presentadoras en cortos vestidos, bronceadas y tratando de equilibrase en tacos alfiler mientras preparan arroz o ayudan a hacerlo.

Llega el mediodía y es el turno de los programas deportivos. En “A todo fútbol”, de la Red Unitel, se ha creado el espacio “Las más bellas o sexies”, que presenta Fermín Zabala, quien no ahorra adjetivos calificativos para las “chicas lindas” o “las bellezas de la Copa”, mientras éstas posan con diminutas calzonetas y las camisetas de los equipos de fútbol favoritos en el mundo.

Por la tarde, a eso de las 16.00, se multiplican los espacios juveniles. No todos recurren al expediente de las chicas semidesnudas: “Bigote“, de la Red Uno, por ejemplo, apela a la simpatía de sus tres presentadores y a ideas originales para entretener; el raiting premia esta forma de hacer TV, con lo que se demuestra que el espectador acepta un entretenimiento sano. Antes, luego de mediodía y sin necesidad de raiting para justificar su importancia, está "Pica", ejemplo que Becerra destaca como "un espacio en el que los más jóvenes debaten y muestran que pueden evitar que se los proyecte como mercancía televisiva". En cambio “Reel”, de PAT, termina en lo de siempre... chicas haciendo gala de sus atributos, bromas y tomas sexistas.

Si hubiera un descanso... Pero no. Luego de estos programas, los canales bombardean con telenovelas en las que la mujer estereotipada es la protagonista. Ya al finalizar la jornada llegan las revistas nocturnas, una de las cuales, “Que no me pierda”, de la red Uno, mezcla notas periodísticas en las que se suele informar sobre casos de violencia contra las mujeres y niños, etc., con espectáculo; parte de éste tiene que ver últimamente con una modelo en Santa Cruz que no hace sino estar de pie para que la cámara enfoque una y otra vez piernas, caderas, pecho, piernas, caderas, pecho, con segundos dedicados al sonriente rostro. Así, todas las santas noches, con algunos fundidos de la recortada humanidad femenina y los rostros de los presentadores debidamente encorbatados (Enrique Salazar y César Galindo).

En un horario similar llega “No mentirás”, de PAT. Allí, la Magnífica Fabiana Villarroel, responsable del sector de farándula, “deleita” cada noche a sus fans con una pasarela para solaz del camarógrafo y sus tomas. “Me conozco y me considero una mujer que no necesita mostrar más de lo necesario. Me gusta mostrar mi sensualidad, pero nadie me obliga a hacerlo”, dice la beldad.

El fin de semana hay más de lo mismo. Por ejemplo "Juga2", programa de concursos de la Red Uno, copia de un formato internacional, pone a sus "famosas" a temblar sobre una lavadora, mientras la cámara se centra en piernas y senos temblando; no falta el plano desde arriba sobre los pechos bamboleantes si el escote de la mujer es generoso y planos cerrados si la mujer descubre más y más piel (https://www.youtube.com/watch?v=hFs5PUO7Gkg).

PechoEl programa musical Clase A invade la televisión con tomas como ésta.

¿El televidente decide o no hay más opción?

Para una popular presentadora de la television, quien solicita mantener su identidad en reserva, son los televidentes quienes eligen lo que desean ver. "El televidente no es tonto y si algo no le gusta puede cambiar de canal”, considera. El sociólogo Yuri Torrez cree que al no haber más oferta, el televidente termina aceptando lo que los canales ofrecen. “La vulgarización de la televisión privada boliviana es un denominador común y lo más preocupante es que estos programas se dan ante la pasividad y complicidad de todos nosotros, los espectadores, que los consumimos”.

Con tan poca variedad, a veces la tele no da más alternativas que hacer zapping. Fácilmente se hallarán senos y glúteos. Un bombardeo que, a decir de Galarza, “es un capricho y comodidad de los productores que ven más fácil colocar más piel que contenido”.

El sello Tinelli

Sea una revista matinal, un programa deportivo o musical, piel femenina es lo que abunda. Y perdón por la insistencia. El origen de este destape hay que buscarlo, sobre todo, en “Showmatch”, de Marcelo Tinelli (que ATB pasa en Bolivia).

Un análisis realizado por el argentino Observatorio de la Discriminación en Radio y Televisión entre 2010 y 2011 concluyó, entre otros puntos, que “Bailando por un sueño (oferta central de “Showmatch”) recurre de forma insistente a la utilización de planos cerrados en los que se exhibe la zona genital y los glúteos de las bailarinas”. ¿Les resulta familiar la descripción? O sea que además de mal gusto, escasa creatividad en la televisión boliviana. Casi plagio.

Habrá sido por tantas críticas en Argentina que en la temporada 2014 “Showmatch” dejó de explorar en los cuerpos femeninos para mantener cierta distancia de éstos, ya naturalmente expuestos. Lo que no hizo la producción local de ATB, que propuso un resumen de lo mejor de “Showmatch” a cargo de dos modelos que se limitaban a decir obviedades sobre el programa de la semana y bailar para dar paso al resumen, en tanto la cámara las lamía desde el zapato al escote.

Quizá el programa nacional que más se semeja a la propuesta argentina es “Top Uno”, que se emite todos los sábados por la tarde en la Red Uno. Consultado sobre el tema, el productor del programa Carlos Flores cuenta que “por un buen tiempo el programa estuvo desmarcado de esa línea. Intentamos proponer rostros bonitos, pero los programas de competencia explotaban más el mostrar piel y vimos la necesidad de entrar en ese escenario, pero lo hicimos progresivamente. No hay duda: eso es lo que vende. No fue copiar los musicales argentinos, pero es la corriente fue más fuerte”.

Pero, ojo, dice el productor, son “las modelos las que definen su vestuario y de ninguna manera las obligamos a vestir de una o de otra forma. Ellas nos comunican su decisión y su requerimiento económico para elaborar las prendas, nosotros sólo sugerimos colores, pero nada más”.

“Espejito, espejito”

Que la presión por verse bien para estar en la pantalla existe, lo confirma otra presentadora de revista matinal que pide no revelar su nombre. “Yo debo verme siempre bien porque así también te lo demandan desde la producción. A mí me gusta cuidarme, pero no sé qué pasará cuando sea mayor y alguien más joven aparezca con una mejor figura”.

Según las consultadas, “es más difícil para las mujeres mantenerse en la televisión porque cada día hay más competencia", es decir mujeres 90-60-90 dispuestas a posar en diminutos trajes.

Un reportaje trabajado con el impulso de la Fundación para el Periodismo en Bolivia y Solidar-Suiza es revelador sobre esta presión. Para “Espejito, espejito: La cosificación, un obstáculo para ser presentadora de Tv”, la periodista Paola Graciela Choque Tapia entrevistó a estudiantes de Comunicación de la Universidad Mayor de San Andrés para concluir que “el 70% creen que los parámetros estéticos que impone la televisión a las mujeres son discriminatorios y representan un obstáculo para acceder a un puesto laboral como presentadoras”. Y aclara: “No se trata sólo de una opinión, sino de la experiencia de muchas jóvenes. Algunas fueron rechazadas cuando postularon al cargo por carecer de "buena presencia" y otras ni siquiera se animarían a presentarse porque consideran que no cumplen los requisitos de "belleza". Otras, las más "simpáticas", fueron directamente contactadas en la misma universidad para presentarse a castings cerrados, lo que implica una selección previa”.

Al respecto, Jaime Iturri, director de contenidos de la Red ATB y docente de Comunicación Social de la UMSA, responde a Choque Tapia: "Contratamos mujeres lindas, en general, porque no encontramos ni presentadores hombres, ni presentadoras mujeres con la inteligencia suficiente. Si encontrásemos graduados de Comunicación Social con manejo de cámara, con inteligencia y con todo, con seguridad contrataríamos a alguien que sea de Comunicación; pero como no hay en las universidades del país, no hay en el país, nos está costando mucho".

Leyes de adorno

Entre los efectos de la transmisión de todo eso que se convierte en un discurso político dominante, dice Becerra, "se encuentra la reproducción de roles del sistema patriarcal en el que la mujer es vista como cosa. Esa mujer tiene un prototipo: blanca, alta, cuerpo delgado, belleza occidental, mejor si lleva un apellido extranjero". Probablemente "los niños, las niñas y los adolescentes van a reproducir ese mismo rol si la TV no cambia de rumbo".

¿Esperanzas de cambio? En Bolivia, la televisión se rige por la Ley de Imprenta, "cuando la comunicación tiene que estar regida desde el Estado. Ese control no significa que el Gobierno asalte la libertad de expresión, sino que la sociedad disponga de ciertos elementos mínimos para evitar excesos como éste de reproducir el patriarcado, el sistema machista", argumenta Becerra.

Mientras eso sucede, hay que decir que La Ley 348, que debe garantizar a las mujeres una vida libre de violencia, está vigente y establece y sanciona 16 formas en las que se manifiestan las agresiones contra el sexo femenino en Bolivia. Algunas de esas formas describen lo que pasa en la televisión: violencia mediática (aquella producida por los medios masivos de comunicación a través de publicaciones, difusión de mensajes e imágenes estereotipadas que promueven la sumisión y/o explotación de mujeres, que la injurian, difaman, discriminan, deshonran, humillan o que atentan contra su dignidad, su nombre y su imagen) y violencia simbólica y/o encubierta (mensajes, valores, símbolos, íconos, signos e imposiciones sociales, económicas, políticas, culturales y de creencias religiosas que transmiten, reproducen y consolidan relaciones de dominación, exclusión, desigualdad y discriminación, naturalizando la subordinación de las mujeres).

Leer también:

Cacería de mujeres. 16 formas distintas de cercarlas, herirlas, matarlas, incluso antes de que nazcan

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