A las 7.00 del lunes, como de costumbre, los casi 800 trabajadores de la Empresa Nacional de Textiles (Enatex) acudieron a cumplir obligaciones en las cuatro distintas plantas de La Paz. Se encontraron con puertas cerradas, policías custodiando los lugares y un aviso de despido. La semana anterior a ese 16 de mayo, la gente no trabajó porque los empleadores estatales les habrían dicho que iban a fumigar las plantas y que pasados los dos días previstos, insistieron en que los tóxicos no se habían disipado, que no se presenten todavía. El sindicato y varios de los afectados, a encontrarse con el mencionado aviso, acudieron al Ministerio de Desarrollo Productivo, en la Av. Mariscal Santa Cruz, para toparse con más policías resguardando el edificio. "Nos han fumigado a nosotros, nos mintieron", se quejaba Franklin Roque, trabajador de la hilandería. Unas mujeres, que pertenecen a la sección de confecciones, se preguntaban: ¿Seremos nosotras los ratones y cucarachas?, así nos trata este gobierno".
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