Que los edificios del casco histórico de Santa Cruz se caen a pedazos es algo visible y conocido desde hace algún tiempo. En julio se derrumbó el muro de una antigua casa de la calle Seoane esquina Libertad. El "arreglo" fue tapar el hueco con una plancha de aluminio. Un mes después, el remiendo sigue ahí, y los tejados de otras construcciones siguen desprendiéndose sobre las aceras y en algunos muros el moho le gana espacio a la pintura.