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Martes, 06 Octubre 2015 19:09

Espaciario: “En Bolivia se rompe el concepto de espacio cultural”

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Espacios culturales sin lugar físico, infraestructuras para acoger espectáculos cerradas o despedazándose, pero también espíritu de sobrevivencia. Tales son algunas características de los centros de cultura independientes del país, según las investigadoras que recorren Bolivia para colocarlos en un mapa. Katherine Guzmán y Lil Fredes, dos comunicadoras sociales, están dando vida a Espaciario, un proyecto y un viaje que arrancó en Cochabamba hace tres meses, que ha llegado a Santa Cruz y que sólo tiene pendiente "mapear" Beni y Pando. La Púbica las entrevistó en julio y ahora las escucha hablar sobre los hallazgos y el "personario" que han conocido en su travesía.

Gemma Candela / Santa Cruz

Llevan noventa y tantos días viajando por Bolivia en búsqueda y captura de espacios culturales; trabajan una media de 12 horas diarias y el pollo frito y las hamburguesas se han vuelto demasiado frecuentes en su dieta (de hecho, aseguran, han ganado algunos kilos en estos tres meses).

Para ir de Yacuiba a Tarija han viajado hasta 20 horas, entrando a Argentina y cambiando de transporte varias veces, con algún tramo en barca porque, según averiguaron, era más seguro dar tanta vuelta que ir directamente por el camino de tierra que une las dos ciudades bolivianas. 

A pesar de todo eso, la emoción que les sale al contar cada anécdota del viaje demuestra que todo el cansancio vale valido la pena. Y que tienen fuerzas para continuar. Ellas son Katherine Guzmán y Lil Gabriela Fredes, dos jóvenes comunicadoras sociales de Cochabamba y amigas desde hace 11 años. A mediados de julio comenzaron este recorrido para hacer realidad el “Espaciario: chacras de cultivo cultural en Bolivia”, un proyecto de la red cultural Telartes apoyado por Hivos.

Su finalidad es colocar sobre un mapa los espacios culturales independientes que existen en las ciudades capitales e intermedias del país e informar sobre las características de cada una: cuánta gente trabaja en él, que ámbito de la cultura abarca, si el lugar es propio, alquilado o cedido… Incluso, están levantando los planos de cada sitio especificando si tiene cortinas o con cuántos enchufes cuenta, por ejemplo.

En principio, el viaje iba a durar tres meses, como contaron a La Pública al comenzar el "mapeo". Sin embargo ya han superado ese período de tiempo. Ahora están en Santa Cruz. Luego, se tomarán un pequeño descanso y, en noviembre, seguirán su búsqueda y captura en Beni y Pando. Hasta ahora han estado en 20 ciudades.

La Paz y Santa Cruz son las urbes con mayor cantidad de espacios culturales independientes, según lo investigado. En el resto de ciudades, salvo en Bermejo, también han hallado lugares que pueden formar parte del Espaciario, aunque para ello han tenido que ir limando los requisitos, como el hecho de que fueran lugares meramente culturales. Un ejemplo de ello es el tarijeño Gino Tinto, restaurante vegetariano de día y bar con actividades culturales de noche. “En Bolivia se rompe el concepto de espacio cultural”, afirma Lil. Aquí, la mayoría de los lugares son multifuncionales: pueden ser como el Gino Tinto, o acoger actividades tan variadas como exposiciones, conciertos o talleres de recuperación de danzas perdidas. Incluso se han topado con iniciativas que carecen de un espacio físico. 

En Huanuni es al revés: vieron que hay grandes construcciones para acoger cultura que son propiedad de la empresa minera y que están cerrados y cayéndose a pedazos. Además, alquilarlos cuesta alrededor de Bs 800. Los vecinos lograron, a base de insistir, que el municipio construya un casa de la cultura, aunque tiene sus peros:

Los lugares culturales cerrados y deteriorándose no son sólo cosa de ese municipio orureño, aseguran las comunicadoras, pues lo han visto en varias ciudades a lo largo de su recorrido; también se han topado con que espacios que pensaban incluir en el mapa o que les recomendaron ya han desaparecido. El Alto, sin embargo, les dio una gran sorpresa:

Aseguran que no han tenido malas experiencias durante el recorrido de siete de los nueve departamentos, y eso que han llorado, como les pasó en Oruro:

La gente ha abierto las puertas de sus espacios y hasta, en ocasiones, les ha contado sus vidas. “Todos están dispuestos a abrirse pero creen que no les quieren escuchar”, comenta Katherine (todos, salvo una persona que se negó a recibirlas, a no ser que mostraran credenciales). Hasta ahora han visto que lo que falta es más contacto entre los espacios. “Lo importante es que la gente se articule”, señala Lil, y eso es también lo que persigue el Espaciario. Eso, y que sea un indicador que permita "exigir políticas públicas": el 90% de los entrevistados han asegurado que sustentan los espacios solos.

En noviembre las dos investigadoras volverán a hacer las maletas para partir a Beni y Pando, departamentos que parecen quedar siempre al margen de lo cultural, sobre todo el segundo, que es el que más les preocupa desde que arrancó el proyecto.

Aunque falta poco y el material recopilado es mucho, en su calendario tienen marcado diciembre: el Espaciario debe estar terminado para entonces. “Sabemos que no vamos a mapear todo”, reconoce Lil. “Lo importante es que nadie se sienta excluido”. La web se irá actualizando con los aportes de quienes quieran inscribir nuevos centros culturales o de los que se han quedado al margen.

Las investigadoras ya piensan en que cuando el proyecto haya acabado y ellas viajen a algún lugar, irán a buscar esos espacios. “Creo que el trabajo se nos va a quedar pegado para siempre”, ríe Lil. El trabajo y también las historias que darán para escribir un “anecdotario”. De momento, ellas han creado en la página de Facebook del proyecto un álbum llamado “Personario”, pues los espacios, sin quienes los crean y sostienen, no serían nada. Como la futura casa museo del compositor potosino Humberto Iporre Salinas, donde vivieron uno de los momentos que casi, de nuevo, las hace llorar.

Visto 4972 veces Modificado por última vez en Miércoles, 07 Octubre 2015 13:04
La Pública

La Pública es un proyecto que busca crear y gestionar espacios para el ejercicio ciudadano a través de redes sociales y fuera de ellas, articulando para ello el periodismo digital y el activismo.

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