Sergio Briant Rojas Montoya
Seudónimo: Foin
Número uno: La platea del Teatro Municipal está casi llena, gracias en parte al dos por uno que se habilitó los últimos días del festival. En escena se encuentran el actor principal y 17 espectadores, quienes sin saberlo a su totalidad son parte de la obra, al igual que todo el público. Cosas maravillosas narra la historia de un niño de 7 años cuya madre tiene tendencias suicidas y como una forma de tratar de ayudar a su madre —y a sí mismo— crea una lista de cosas, primero infantiles, de lo maravilloso que tiene la vida para ofrecer. Chocolates, subirse a una montaña rusa, ignorar la hora de ir a dormir para ver televisión… son cosas que a cualquier niño le parecen maravillosas.
Los espectadores en escena asumen distintos roles a pedido del actor: el padre, la veterinaria, la novia, la psicóloga del colegio.
Número dos: Las improvisaciones del público son bien recibidas tanto por los noveles actores como por el público. El guion, original del inglés Duncan Mcmillan, permite que esas intervenciones sean frescas, no estén (del todo) forzadas y, aún más importante, no se salgan del control de Juan Luis Granato, protagonista de la obra, ni del director Eduardo Cerviari.
El monólogo arranca con los primeros pensamientos del niño de siete años. Es 1987 y su madre tiene depresión y tendencias suicidas. Para mostrarle lo maravilloso del mundo, el muchacho comienza con su lista, la madre le corrige la ortografía y la lista sigue. Es un viaje por el crecimiento del niño, una montaña rusa de emociones. El padre, un espectador, con quien intercambia el rol de niño-padre a pedido de Granato, lo ataca con la típica pregunta: “¿por qué?”. La risa del púbico se convierte en silencio incómodo al develarse que la madre ha intentado quitarse la vida.
La depresión y el suicidio son contagiosos: el efecto Werther, es decir los suicidios, en especial de gente famosa, parecen desencadenar la misma decisión en otros seres humanos alrededor del globo. La lista maravillosa es un remedio contra ese mal, aunque en distintas etapas de la vida del protagonista desaparezca para volver en momentos especiales, como los de amor juvenil o la tristeza en la adultez.
Número tres: Las luces. Uno se pregunta por qué la escena está iluminada sólo por un par de generales y la luz de platea se mantiene encendida. La respuesta viene cuando otros espectactores van contribuyendo con algunas cosas para añadir a la lista, a pedido, claro, del actor, pues todos los que están en el teatro, no sólo los que se encuentran en escena, son parte de la historia.
Número cuatro: La actuación de Juan Luis Granato conmueve y apasiona, pues la comparte con soltura y candidez. Se nota también la mano del director Eduardo Cerviari ante la puesta en escena equilibrada por el movimiento del actor y lo estacionario de los asistentes-público en escena. Ninguna intervención del espectador se descontrola o termina sobrando: todos se encuentran aportando a la lista y a la historia.
Cosas maravillosas culmina de manera agridulce. La madre terminó por suicidarse y el hijo, ahora un hombre, separado de la esposa, sigue anotando cosas en su lista, aproximándose al millón. Número 999.999: saber que su padre lo escucha, un millón: escuchar los discos que él le regaló y aprender a descubrir los misterios de sus portadas. Las luces se apagan y el público aplaude de pie, Granato agradece, pide aplausos para los otros “actores” que estaban en escena y la obra se da por acaba.
Juan Luis Granato en primer plano con un espectador-actor. Foto: Sergio Alavi
Uno escucha al público enumerar otras cosas maravillosas: “Recibir el mensaje de un ser querido al finalizar una ardua jornada”, “Disfrutar del arte”... La lista no se ha quedado en las tablas ni en la memoria de los compañeros uruguayos que vinieron a presentar esta obra: sigue viva en los asistentes.
Número cinco: ¿Merece la pena contar una historia que podía suceder en cualquier parte del globo? ¿Una que podría suceder en La Paz, Montevideo o Londres? Sí; son historias universales que conmueven al público por el hecho de que la vida es dura, la infancia y el amor también; pero hay cosas por las cuales maravillarse en este mundo.
En el hall del Teatro Municipal hay un cuaderno abierto para las impresiones del público. Leo la siguiente entrada anónima: “Un millón uno: ver una obra de teatro que te conmueva hasta las entrañas”.
Ficha Técnica
Título: Cosas maravillosas
Autor: Duncan Mcmillan
Actuación: Juan Luis Granato
Dirección: Eduardo Cerviari
Producción: The Company
País: Uruguay
Fecha de presentación: Viernes 4 de mayo, Fitaz 2018
Lugar: Teatro Municipal Alberto Saavedra Pérez
Otros festivales, otros ganadores
La Red Boliviana de Periodismo Cultural viene convocando al concurso de crítica amateur desde 2016. Se ha aliado con organizadores de festivales en La Paz y Cochabamba.
Ganadores del primer concurso La Paz en el marco del Fitaz:
Primer lugar: Las trampas del duende. Segundo lugar: Los regalos de Momo. Menciones especiales: ¿Te duele?: tragicomedia en el cuadrilátero y La oscilaciòn de la identidad o No Yo.
La primera experiencia en Cochabamba, como parte del concurso nacional Peter Travesí 2017, tuvo su modalidad propia que consistió en laboratorios de prensa y crítica.
Y la segunda se hizo durante el Festival Bertolt Brecht 2017, con dos ganadores:
Primer lugar: Chancho, la inversión de una vida.
Segundo lugar: Agua que no has de beber