No hay rastro ya de los "discas", como la propia gente con discapacidad se denominó, en las calles aledañas a la plaza Murillo de La Paz. Antes de marcharse todos, a principios de agosto, las personas en sillas de ruedas, con muletas, las madres de niños y niñas con discapacidad intelectual y con otro tipo de limitaciones, lavaron sus prendas y las dejaron secar en la plaza Wenceslao Monroy. Ahora que se han marchado, se podría pensar que su movilización de casi cuatro meses va a olvidarse. Pero quizás no: una de sus líderes, Rosmery Guarita, viajó a Ginebra para contar en plena sesión de las Naciones Unidas sobre los derechos de personas con discapacidad las penurias y la represión de que fueron víctimas por parte del Gobierno boliviano. El Comité para el tema de la ONU ha escuchado y, como informan los medios, lamenta los hechos “de violencia en contra de la integridad física y psicosocial de personas con discapacidad” de Bolivia, así como exige que el Estado pague una renta a ese sector y que los afectados por la represión policial obtengan reparaciones por parte del Gobierno". El plazo para la respuesta boliviana es de 12 meses. Habrá que ver cómo se lavan esta vez los trapitos sucios.
Karen Gil y Paola Oña se instalaron en esquinas de la calle Pedro Salazar, en la zona de Sopocachi de La Paz, a la espera de que la gente se detuviese para charlar. En la noche fría de invierno, en pleno junio, ellas frente a baldes llenos de agua, preguntaron: "¿Qué ves de ti en mí? Variadas respuestas y aun silencios se produjeron. Y llegó el pedido sorprendente: "¿Me echas agua, por favor? Nadie se atrevió. Alguno que otro pudo rociar algo de líquido en las manos de Karen o en los pies de Paola. La obra se hizo la misma noche en la que la movida Yo soy tú, Bolivia, grupo ciudadano que se articuló para ayudar a las personas con discapacidad, organizó una velada cultural en Magick. Los bolivianos sin piernas, sin movilidad en brazos, con limitaciones intelectuales, movilizadas entre marzo y julio para demandar una renta de Bs 500 al año, sobrevolaron la obra de Oña y Gil, qué duda cabe, pero ante todo aquella se alzó como un espejo: ¿qué de uno mismo hay en los otros?
Al final de la Avenida del Libertador, en la entrada de Obrajes (frente a la estación Libertador del teleférico), tres obreros usan sierras y sogas para matar al último de los árboles de toda una hilera, los que habían crecido pese al vaciado de cemento que bordea la acera. Fue el regalo en vísperas de la efeméride paceña para una ciudad que necesita reconstituir el equilbrio entre las obras de fierro y concreto y naturaleza.
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El olor nauseabundo, de aguas servidas, hiere el olfato del visitante en Trinidad. Sólo eso puede distraerlo del verde paisaje de la capital beniana. La ciudad de 110.000 habitantes, según proyecciones basadas en el Censo de 2012, carece de alcantarillado. A pocas calles de la plaza central, el problema es evidente, el que se acentúa por el clima cálido y húmedo que por lo demás bendice a estas tierras. El alcalde actual es el emenerrista Mario Suárez Hurtado, ingeniero civil para más señas, que en su propuesta electoral prometía "ampliar la cobertura del sistema de alcantarillado y tratamiento de desagüe". (Ver más en el Promesódromo edil de La Pública).
A las 7.00 del lunes, como de costumbre, los casi 800 trabajadores de la Empresa Nacional de Textiles (Enatex) acudieron a cumplir obligaciones en las cuatro distintas plantas de La Paz. Se encontraron con puertas cerradas, policías custodiando los lugares y un aviso de despido. La semana anterior a ese 16 de mayo, la gente no trabajó porque los empleadores estatales les habrían dicho que iban a fumigar las plantas y que pasados los dos días previstos, insistieron en que los tóxicos no se habían disipado, que no se presenten todavía. El sindicato y varios de los afectados, a encontrarse con el mencionado aviso, acudieron al Ministerio de Desarrollo Productivo, en la Av. Mariscal Santa Cruz, para toparse con más policías resguardando el edificio. "Nos han fumigado a nosotros, nos mintieron", se quejaba Franklin Roque, trabajador de la hilandería. Unas mujeres, que pertenecen a la sección de confecciones, se preguntaban: ¿Seremos nosotras los ratones y cucarachas?, así nos trata este gobierno".
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Agustina Vargas es del área rural de Cochabamba. Su hijo Abraham nació con parálisis cerebral y ella crió sola al joven de 24 años y a una hija, pues el marido la abandonó cuando ambos eran pequeños. Lavando ropa y a veces hasta mendigando, esta mujer sostiene el hogar a duras penas. Abraham habla con gran dificultad, aunque puede hacerlo en castellano y en quechua. Sus contrahechas manos ayudan a lavar ropa, "sólo no puede caminar", dice la madre que ha empujado la silla de ruedas desde Quillacollo hasta La Paz (376 km), esperanzada en la renta de Bs 500 al mes que solicitan las personas en situación de discapacidad en Bolivia. Apostada en la esquina de las calles Indaburo y Junín, una de las vias de acceso a la plaza Murillo cerradas con rejas de fierro por la policía, por órdenes del gobierno de Evo Morales, Agustina les explicaba en quechua a los uniformados las penurias de su vida.
"La asistencia familiar no es una limosna: ¿qué es la paternidad". Con este título la trabajadora social Paola Gutiérrez, del colectivo Mujeres Creando, ha trabajado un manual sobre qué hacer para cobrar las pensiones familiares en Bolivia. Paso a paso, recoveco por recoveco, esta profesional comparte lo aprendido a diario en la oficina de "Mujeres en busca de justicia", espacio al que acuden personas que no han hallado respuesta antes o que no tienen dinero para contratar un abogado. En esta oficina la atención es gratuita. La foto corresponde al momento en que Gutiérrez (izq.) redacta un documento para que la madre de una niña acuda a las autoridades para obligar al padre a depositar el dinero que hace meses dejó de pagar. Afuera, una fila de más mujeres aguarda con problemas diversos: "Mi vecina me ha dicho que venga aquí, que me van a ayudar", "Estoy desesperada", se escucha decir. El manual que analiza el nuevo Código de Familias e incluye testimonios, fue presentado el jueves 31 de marzo en La Paz. Se vende en Bs 40 en La Virgen de los Deseos (av. 20 de Octubre, entre JJ Pérez y Aspiazu).
"¡Fusil! ¡Metralla! ¡Los discas no se callan!", se escucha en la plaza principal de Cochabamba desde fines de enero de este año. Las personas con la etiqueta de discapacidad se encuentran movilizadas en todo el país pidiendo un bono mensual de Bs 500, ya que actualmente reciben Bs 1.000 por año. Las medidas de presión aumentaron y los manifestantes llegaron a colgarse sentados en sus sillas de ruedas de viaductos y puentes. Hoy, 21 de marzo, partieron desde Cochabamba rumbo a La Paz con representantes también de Beni, Santa Cruz, Chuquisaca, Tarija y Pando. En Caracollo deben unirse personas de La Paz y Potosí para avanzar todos hacia la sede de gobierno.
Ojos que no ven* reporta desde la movilización.
*Ojos que no ven es Richard Mateos que camina por el mundo con su Mali su perra guía.