Lunes, 04 Abril 2016 17:05

En sillas de ruedas, así se intenta vencer 376 km de asfalto y una vida cuesta arriba

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La distancia que hay entre Cochabamba y La Paz se recorre a un ritmo de 75 kilómetros por hora en vehículo. En sillas de ruedas que avanzan a  tracción humana, ese ritmo se convierte en 10 kilómetros por día, si no hay dificultades. El 21 de marzo fue la partida de la caravana integrada por representantes de los nueve departamentos, articulados en la Confederación de Personas con Discapacidad, que así pretenden hacer visibles sus demandas para que el Estado boliviano les garantice una vida digna.

Desde enero de 2016, las personas con discapacidad montan vigilias en lugares públicos de las ciudades capitales de Bolivia para llamar la atención del gobierno y obligarlo a dialogar. Lo que pide el sector es una renta de Bs 500 por mes, además de cambios estructurales que aseguren una vida digna a personas que tienen limitaciones intelectuales o físicas y que, por tanto, se enfrentar con dificultades a la hora de vivir en un país como Bolivia.

Como no hubo respuesta positiva, pues las autoridades consideran irresponsable aprobar un bono que no ven sostenible para las arcas del Estado, los miembros de la Confederación de Personas con Discapacidad radicalizaron sus medidas, primero colgándose de puentes y viaductos en Cochabamba, donde se reunieron representantes de todo el país y luego, desde el 21 de marzo, encaminándose en caravana de sillas de ruedas con rumbo a La Paz. Un recorrido en ascenso, desde el valle hasta la montaña, que implica pasar de los 2.2571 msnm a 3.636 msnm.

El duro recorrido se justifica, para los movilizados, porque sus solicitudes, además de la renta, apuntan a la revisión de las formas de determinar los niveles de "discapacidad". Actualmente, algunas personas con discapacidad grave reciben Bs 1.000 anualmente, lo que se considera insuficiente, sobre todo porque el país no ofrece ninguna otra oportunidad para que la existencia de alguien con limitaciones de movilidad, por ejemplo, se facilite: con trabajo, con espacios para el esparcimiento, con mecanismos para falicitar su traslado sin que implique gastar dinero, con terapias para mejorar las condiciones de salud y de vida, etc.

La marcha se inició con alrededor de 90 personas, a las que se fueron sumando otras o retirándose, pues hay quienes se enferman o se agotan. El 4 de abril quedaban 80, pero ese mismo día las filas se engrosaron con la llegada de 43 personas de Llallagua (Potosí) y de Tarija. 

La caravana está integrada por personas con síndrome de Down, personas con diagnóstico de enfermedades mentales, otras con muletas, sordos  que empujan a compañeros en sillas de ruedas, como hacen los tutores de niños con discapacidad y voluntarios de asociaciones. Entre los niños hay tetrapléjicos, con síndrome de Down y sus familias que o los conducen el sillas de ruedas o los cargan.

De los movilizados, aproximadamente 28 están allí para empujar sillas. Cuando las cosas en el camino se ponen difíciles, hay quienes amarran dichas sillas a los vehículos motorizados: hay personas que no solamente no pueden caminar, sino que han perdido una mano, y hay un ciego que perdió una pierna...

Hay gente de áreas urbanas, pero también del área suburbana y rural cuya realidad es muy dura al ser parte de familias pobres que a duras penas pueden subsistir.

La caravana avanza y ya ha tocado jurisdicción paceña. Los despachos de audio y textos desde la carretera  han sido compartidos día a día por La Pública que ahora los organiza en un mapa que pinta el panorama de la movilización  El material va desde la última entrega hacia atrás, al inicio de las manifestaciones, y se irá actualizando para facilitar la consulta de los lectores.

Conforme avances a la derecha retrocederás en el tiempo. 

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En la producción de este contenido participaron:

Richard Mateos Rodríguez acompaña la marcha y reporta con textos y audios (con el seudónimo Ojos que no ven, el periodista ciego muestra cómo carecer del sentido de la vista no limita a una persona, no tiene por qué, cuando hay condiciones que le permiten desarrollarse, como la disponibilidad de una perra especialmente entrenada, y el dominio de herramientas que la tecnología pone a su servicio).

Violeta Ardaya, Dan Fallshaw, Fernando Barbosa PS y Andrés Zúñiga Sanijinés, maestros del lente que acompañan la marcha, son autores de las fotografías.

Fabiola Gutiérrez, edición de audios y la maquetación. 

Mabel Franco, edición general.

Visto 2934 veces Modificado por última vez en Martes, 05 Abril 2016 15:26
La Pública

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