Lunes, 26 Enero 2015 17:34

"En nuestro colegio se permiten los sentimientos, pero con educación”

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Adolfo Vega, director del colegio paceño American School, donde se aplica la “pedagogía del amor”, explica que "se ha tomado conciencia de que los profesores deben ser más flexibles y humanos con los estudiantes" y que a éstos se les dice que las hormonas son como pipocas y que deben cuidarse.

 

 

Iblin Linarez / La Paz

¿Cómo se aborda una pedagogía del amor?

La pedagogía tradicional decía que la letra entraba con sangre, de a malas. Esos tiempos han ido cambiando; en el colegio practicamos la pedagogía del amor pero en el entendido de que no lo malinterpretemos como el amor libre, sino que se ha tomado conciencia de que los profesores deben ser más flexibles y humanos con los estudiantes. Que no debe existir eso de que el profesor está arriba y el alumno abajo. Al alumno se le debe dar confianza, a veces los padres no tienen tiempo y el profesor debe acercarse más y así ayudarlo.

¿Funciona esta enseñanza?

Hemos visto que funciona y que en lugar del grito y el garrote es buena una educación que permita el diálogo, la comprensión y nada de juzgar.

¿Cómo se entiende el amor en este colegio?

El enamoramiento no es un delito, es algo lindo que una persona ame a otra. Orientamos a los pequeños en el sentido de que todo tiene su espacio y su lugar, no con el pretexto de que enamoran van a darse besos y empanadear en el colegio. En ese aspecto orientamos a los jóvenes.

¿O sea que esas manifestaciones de cariño no están permitidas?

Les hacemos entender que no es una imagen adecuada para ninguno y que los niños pueden ver y malinterpretar. Y trabajamos con los papás, a quienes pedimos que comprendan el enamoramiento.

¿Cuáles son las preocupaciones frecuentes entre los jóvenes al hablar del amor?

Hemos escuchado que hablan del amigo o amiga “con derechos”. Nos dicen que son amigos que se dan besos en la boca, sin mayor compromiso, y les decimos que eso no debería ser así. Hemos visto que ellos nos entienden porque no los juzgamos, los escuchamos.

Dentro del establecimiento está prohibido que estén abrazados o dándose besos porque no es el lugar adecuado para ello, pero se les pide esto sin decirles que están haciendo algo malo porque no es así. No queremos que se besen de esa manera melosa. Les decimos que el amor es cooperar y ayudarse en clases y fuera del aula. Deben tratar de no perjudicarse mutuamente.

¿Qué tipo de problemas se ha visto o atendido?

Una niña de otro colegio enamoró a uno de nuestros estudiantes y, como decimos, le hizo volar la cabeza. Luego ella le pidió que le regale un Blackberry y el muchacho por desesperación robó el aparato y se lo dio a la joven. Esa fue una prueba de amor y, bueno, estamos tratando siempre de que los profesores les hablen de valores antes de empezar la jornada.

¿Entonces la prueba de amor ya no es tener relaciones sexuales?

Sí, es cierto, ahora lo ven como algo muy sencillo y las pruebas de amor se remiten a objetos como un celular. Sin embargo, esa misma facilidad para tener relaciones los hace más vulnerables a problemas si no tienen la información adecuada.

A veces los padres sólo se ocupan de trabajar y creen que poner a sus hijos en un colegio particular será la garantía de que van a tener un hijo bien educado; no es así, la educación empieza en casa y continúa en todos lados.

En esta pedagogía, ¿cómo se aborda el tema de la sexualidad?

Tenemos programas de orientación y un gabinete psicológico. Estas temáticas son comunes en todos los ciclos, hasta en los iniciales y no se los puede juzgar diciéndoles que son unos pervertidos o tempranillos, hay que informarles y orientarles.

Los medios de comunicación no orientan y sólo confunden. Con internet es fácil conseguir pornografía. A veces los más chicos son los más curiosos y es normal, pero hay que guiarlos.

Les decimos que el sexo no es pornográfico o sucio. Gradualmente les vamos informando sobre la sexualidad.

A los alumnos se les habla de ello, tenemos especialistas invitados que los orientan sobre profilaxis y natalidad para que no existan consecuencias como el embarazo precoz o enfermedades de transmisión sexual.

¿Cómo ven los padres este tipo de educación?

Los padres saben que nuestro afán no es inducir, es informar, prevenir y que los alumnos estén conscientes de las consecuencias.

¿Hay parejas de lesbianas o homosexuales en el colegio?

Dentro del colegio, no, pero hay acecho de afuera. Gente de la universidad venía a hablar con las chicas de la promoción y la prepromo. Las psicólogas les explicaron a las alumnas cómo son estas cosas y que a veces es peligroso tener amistad con esa diferencia de edades porque las personas pensamos distinto. Las chicas contaron que esas jóvenes las invitaron a salir y que les dijeron que ellas les gustaban. No hablamos mal del lesbianismo, ya que todos tenemos derecho de querer cosas diferentes, pero sí se orienta para que no se vean sorprendidas porque se asustan con facilidad a esta edad y pueden ser víctimas de abusos.

Las alumnas pidieron entonces que no se deje que se les acerquen esas personas y pedimos policías porque nosotros pensamos que en realidad se trataba más de un engaño, quizá trata y tráfico. Pusimos policías y no se acercaron más.

¿Pero estaría mal si hubiera una pareja así?

No lo vemos como algo malo, porque ahora ésta es nuestra realidad y no podemos juzgar a un adolescente. Les damos la información para que ellos sepan lo que hacen. Les hablamos de lesbianismo y homosexualidad. Ellos ya ubican estos temas y verán sus preferencias, pero dentro del marco del respeto y que nada debe ser obligado ni presionado.

Que los chicos se enamoren no es un tabú para nosotros. Deben tener sentimientos con mucha educación, sin excesos. Les decimos que las hormonas son como pipocas y que deben cuidarse.

¿Los chicos obedecen las normas?

Los chicos no discuten las normas, saben cómo son y se apegan a ellas. Nosotros los entendemos, pero ellos deben entender nuestras reglas. Ellos dicen que están felices de que los entiendan porque nos cuentan que en otros colegios los expulsan sólo por enamorar y eso no está bien porque los inducen a hacer las cosas mal.

Ellos nos respetan y nosotros a ellos, es una transacción que se da en torno al respeto y la comprensión. Creo que nos hemos ganado su confianza gracias a ese respeto. A veces son los padres los que no entienden que los chicos tienen su parejita y lo prohíben, lo cual es más peligroso. Nosotros estamos felices de que nos entiendan y de que nos cuenten sus cosas.

Leer también:

http://www.lapublica.org.bo/reportaje-mensual/item/364-en-amor-la-educacion-boliviana-va-al-desquite

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