Gemma Candela / Santa Cruz
La tarde del 6 de junio de 2014, Esteban Monje Castro pidió permiso a Maribel para salir con su hija Veruska, entonces de 20 años. Hacía unos tres que la chica conocía a este joven y la mamá no vio inconveniente. Convinieron que Veruska estaría de vuelta en casa a una hora prudente.
Entre las diez y las once de la noche, Maribel llamó al celular de su hija para ver cómo estaba. Fue una voz masculina la que contestó. Extrañada, preguntó por qué no era Veruska la que atendía la llamada. “Está en el baño”, fue la respuesta. La voz le reiteró que la joven estaría en su casa a la hora convenida.
Cerca de las dos de la mañana sonó el teléfono de Maribel. Era alguien de la Policía alertándole de que su hija había sido encontrada en un hospedaje y que acudiera al Distrito Policial. Y Maribel salió de casa para ir a la de su hermano, David, y pedirle que la acompañara. “Veruska. He recibido un llamado, hay un problema”, fue lo poco que pudo atinar a a decirle cuando él le preguntó por qué estaba tan exaltada. Tampoco sabía mucho más.
David recuerda que fueron a un Distrito Policial ubicado por el barrio Cordecruz (en la parte norte de la ciudad). Allí fue donde les dijeron que Veruska había sido encontrada en el alojamiento Tía Martha, en la calle Sandía, en la zona del mercado Mutualista, y allá se dirigieron.
“Creo que fue en el cuarto 16”, trata de hacer memoria David. Una habitación de paredes de dos colores, con una cortina verde, una cama. Al entrar, la madre y el tío vieron a Veruska en el suelo, semidesnuda e inconsciente. “Mi hermana pegó el grito, descontrolada”.
Entonces debía ser alrededor de las 2:30 de la mañana, según David. El video de las cámaras de seguridad del alojamiento había registrado a dos hombres, supuestamente los primos Esteban Monje Castro y Gustavo Monje Burga, saliendo de un taxi a las 00.18; el más fornido (en teoría, Esteban), sacando en brazos a una chica. Él mismo la cargó hasta el interior, al que les dio paso el guarda de la puerta. Adentro, el más delgado tramitó el registro con la recepcionista, mientras el otro trataba de besuquear a la joven, quien tenía la cabeza caída hacia atrás. A las 00.21, el hombre que cargaba a la mujer la llevó pasillo adentro, camino al cuarto. Lo siguiente que se ve en el video que difundió el canal PAT es a dos policías entrando por el corredor a la 1.23 y, un minuto después, saliendo con uno de los tipos.
Para cuando llegaron Maribel y David, Veruska seguía inconsciente en el suelo de la habitación. Ni los uniformados ni el personal del hospedaje habían llamado a un médico.
En busca de un médico forense
David vistió a su sobrina, la alzó en brazos y la subió al mismo taxi en el que habían llegado al lugar, mientras Maribel no podía reaccionar. “Tenemos que buscar un hospital”, dijo. Pero la Policía, que tenía aprehendidos a los primos, les dijo que primero debían sentar denuncia porque, de lo contrario, al cabo de unas horas tendrían que soltar a los chicos.
El resto de la madrugada está algo difuso en los recuerdos de Maribel y David: saben que hicieron varias carreras de hospital en hospital y de clínica en clínica, recibiendo negativas a su solicitud de atención médica y sin encontrar a un médico forense que pudiera hacer un informe sobre la vejación de la que habría sido víctima la joven. Fueron tantos viajes, asegura David, que el taxista le dijo que, si no podía pagarle esa misma madrugada, no se preocupara que ya lo haría al día siguiente.
Tras tocar varias puertas, encontraron un lugar en el que había un médico forense, pero no empezaba a trabajar sino a las ocho de la mañana.
El último viaje que hizo David en aquel taxi el 7 de junio de 2014 fue para trasladar, de una instalación policial a otra, a los dos aprehendidos, pues la Policía no contaba con una radiopatrulla. Veruska todavía tardó unas horas en recuperar la consciencia.
¿En qué anda el caso?
El 10 de junio, tres días después de los hechos, un juez de la Villa 1º de Mayo, Moisés Chaile, dictó sentencia cautelar y mandó a los primos Monje a Palmasola. Ésa fue una de las cuatro audiencias que se han celebrado hasta ahora, afirman los familiares. Las otras tres han sido de cesación de privación de libertad, solicitadas infructuosamente por los acusados. A la primera no acudieron por enfermedad. Las dos siguientes fueron a petición sólo de Gustavo Monje: la primera se aplazó porque no acudió la víctima; la segunda concluyó con la negación de la libertad.
También el 10 de junio de 2014, una comisión formada por la Unidad de Víctimas Especiales, la Defensoría de la Niñez y Adolescencia, uniformados y funcionarios de la Alcaldía clausuró Tía Martha. Tres trabajadores del establecimiento (el portero, la recepcionista y la camarera) también fueron aprehendidos: dos tienen medidas sustitutivas y otro está en libertad, según la fiscal Alejandra Ávalos.
La familia asegura que las pruebas, aparte del video, existen desde el primer momento: las primeras 24 horas se realizaron los exámenes forenses que mostraron los desgarros; también se hicieron de tipo toxicológico; de semen en sábanas y un examen de compatibildad de ADN. Incluso, algunos de estos estudios se mandaron a La Paz para volverse a hacer allí en otros laboratorios. La familia sostiene que Veruska fue drogada y que la vejación fue totalmente premeditada: "Esta noche lo paso "bombastic", cuenta Maribel que Esteban Monje escribió en su muro de Facebook el 6 de junio de 2014 (su cuenta en el red social ha sido borrada). Cuando fueron detenidos, los medios preguntaron a Esteban Monje si se había dado alguna droga a la víctima, a lo que respondió negativamente. "Se le subió la copa", añadió. Sin embargo, la acusación del Ministerio Público contra los primos es la de violación en estado de inconsciencia.
A la audiencia de cesación de privación de libertad del 15 de junio reciente acudieron tres periodistas de prensa y radio. Entonces, acompañaban a la familia de la víctima la fiscal y una representante de la Defensoría de la Niñez y Adolescencia, Carla Iriarte, que es su defensa. Se celebró en el Tribunal Noveno de Sentencia, compuesto por la presidenta Amanda Barrientos y los jueces técnicos Carmen Roxana Méndez y Wilson Espada, en el sexto piso del Palacio de Justicia de Santa Cruz. Aquel día, la jueza Barrientos se molestó porque hubiera personas sacando fotografías y, como hizo el juez de la primera audiencia con presencia de medios en el caso de Renee Gurley, indicó que había que pedir permiso. Una vez solicitado, continuó la sesión.
Ese día, al acabar la audiencia, familiares de Gustavo Monje insultaron a algunas personas de la familia de Veruska, quienes luego presentaron un memorial relatando lo ocurrido.
A la última audiencia, la del día 22, fueron las mismas periodistas pero, además, varios canales de televisión. En vez de una representante de la Defensoría de la Niñez y Adolescencia, acudieron cinco, dos de ellas sobre el estrado. Y asistió Veruska que, aunque llegó con gafas de sol, se las sacó una vez en el estrado para mirar directamente al acusado, quien sólo levantó los ojos del suelo para mirar al tribunal. La pareja de éste y sus dos hijas, como la vez anterior, estaban en la sala. A petición de una de las presentes, una de las personas con el chaleco de la defensoría pidió a la mujer que sacara a las niñas de la sala.
El abogado de Monje alegó que su defendido no tenía flujo migratorio según datos de Migración y también de un informe entregado por un cargo de la Terminal Bidomal de Santa Cruz, y sí una vivienda habitual, además de trabajo. Ofreció también Bs 4.000 bolivianos como fianza para que lo dejen salir de Palmasola. Sin embargo, la fiscal indicó que había fallas en la documentación presentada sobre la verificación domiciliaria, que la Terminal Bimodal sólo tiene registro de pasajeros desde enero de 2014 y que el abogado no presentó pruebas de que Monje tenga una actividad lícita ni un contrato a futuro. La jueza rechazó la solicitud de cesación de privación de libertad.
El punto tercero del artículo 86 de la Ley Integral para Garantizar a las Mujeres una Vida Libre de Violencia (Ley 348) establece que la celeridad es uno de los principios que deben seguir policías, jueces y fiscales. En este caso, ya ha pasado un año. "Se ha cumplido con los tiempos a cabalidad", afirmó la fiscal en la última audiencia. Informó que el juicio comenzará, probablemente, a principios de julio.
El primer punto del mismo artículo habla de la gratuidad : "Las mujeres en situación de violencia estarán exentas del pago de valores, legalizaciones, notificaciones, formularios, testimonios, certificaciones, mandamientos, costos de remisión, exhortos, órdenes instruidas, peritajes y otros, en todas las reparticiones públicas". Sin embargo, la familia de Veruska ha pagado, entre otros, los exámenes toxicológicos de la joven.
La etapa de investigación ya se ha cerrado y, extrañamente, no se ha tomado declaración al testigo ocular.
