Martes, 24 Junio 2014 11:04

Pregunta 6

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La fiebre del Mundial es contagiosa. La Pública ha colocado el termómetro y la ciudadanía ha aceptado, entusiasta,  marcar los grados o colocar paños fríos. En todo caso, la encuesta a la que han respondido 100 personas y los argumentos con que aportan personalidades del mundo de la cultura y el periodismo, confirman que el fútbol es una gran cancha en la que se puede medir a qué juega la sociedad, para bien y para mal. http://www.lapublica.org.bo/reportaje-mensual/tiro-libre

 

 

6. Llenar el álbum de figuritas del Mundial es:
A) Infantil                37%
B) Cultura general    22%

C) Morboso               4%

D) Ninguno              38%

“Ninguna de las opciones. Aunque me parece que es una forma de involucrarte con las selecciones y los jugadores, a pesar que en esta era digital existen otros mecanismos/estrategias para acercarte al Mundial. Yuri Tórrez, sociólogo y wilstermannista

 

“Buscando la clave de la felicidad”

 "Resulta que nací el año del Mundial de Chile –vaya sacando cuentas de mi añejamiento–, por lo que del primero que tengo conciencia clara es del primero que se jugó en México: junto a los álbums “Naturama” y “Enciclopédico” –me costó mucho convencer a mi papá de que me lo comprara porque se negaba a costearme un álbum “psicodélico”, que es lo que sus hipersensibles oídos le habían transmitido– apareció el dedicado al certamen azteca.

A regañadientes, mi viejo accedió a financiarme el llenado del mismo, tal como los otros progenitores hicieron con sus respectivos hijos y como, en calidad de padres, lo hacemos ahora con los nuestros.

Creo que el encanto de llenar estos álbumes ha adquirido un carácter de vínculo intergeneracional que pocas cosas, entre ellas el fútbol, pueden conseguir… vaya usted por las proximidades de las graditas de la Pichincha y le será difícil percibir quién está más entusiasta: si el padre que “acompaña” al hijo a conseguir las “figuritas” que le faltan o si éste, que anda tras la “clave” por la cual aquel tendrá que pagar una pequeña fortuna.

Mi hijo ya lleva tres álbumes completados con la complicidad de su viejo, aunque debo reconocer que este año fue más bien su madre la que se involucró en esta historia.

Hago estas consideraciones porque pasada las ceremonias de coronación del campeón y comenzada una nueva espera de cuatro años hasta la próxima –y así sucesivamente–, los álbumes mundialistas van quedando como el elemento con mayor cualidad evocativa, no sólo de cada evento, sino de nuestras propias vidas.

Yo, que no soy, en absoluto, un tipo nostálgico, puedo, a través de la mirada a estos cuadernillos repletos de caras de jugadores, actualizar con claridad pasajes de historias, propias y ajenas, que no tienen mucho que ver con el fútbol pero que sin éste se habrían perdido irremisiblemente.

Con mi hijo compartimos la pasión futbolera: ambos nacimos en año mundialista –él, en pleno Francia 98–, pero, además, ambos “año del Tigre” en el calendario chino y, por si fuera poco, nuestro corazones son aurinegros.

Y, mundial tras mundial, volvemos a buscar “la clave”, la clave de la felicidad…” Puka Reyes Villa, melómano

 

Es parte de una historia

"Hay que admitir. A pesar de todo lo que significa el fútbol de la FIFA y sus marcas, es también parte de la historia de los pueblos. Se ha convertido en parte de la cultura y la identidad. Nuestros sentimientos, nuestras pasiones afloran cuando juega nuestra selección y somos uno, palpitando el nombre del país que nos vio nacer y gritando el gol a viva voz. Esta acción colectiva, que mueve multitudes y nos emboba –a los que nos gusta e, indirectamente y admitamos, a los que no–, nos atrapa en las redes del gol y estas, quedan plasmadas en épicas e históricas figuritas que nos ilustran los acontecimientos, los hechos, los detalles de los mundiales y sus sucesos. Hechos tan simples –características de la pelota y su peso–, como acciones tan complejas –diseño de los estadios, inversiones, etc.–, quedan registrados en los álbumes cada cuatro años, mundial tras mundial. Y no faltan aquellos fanáticos que buscan la figurita deseada, la figurita clave de sus jugadores, de esos ídolos y sus biografías. Se generan las bús,uedas, los trueques o las compras, y es locura. No es una simple colección para los y las fanáticas del fútbol, es parte de una historia que, aunque no se esté de forma física en un partido oficial gritando el gol de su equipo favorito, más se puede tener un poquito de esa fiebre y todo lo que ella implica a mano como consulta y referencia de esa cultura mundial, el fútbol". Fernando Figueroa, sociólogo y responsable de la Selección Boliviana de Fútbol Callejero en Alemania 2006

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