Rocío Recalde / Santa Cruz
Ríos de tinta han corrido acerca del cuestionable rol de la FIFA en el manejo del deporte rey. Tanto que casi queda poco por decir al respecto. Desde las protestas en Brasil contra los gastos que demandó la infraestructura mundialista (en referencia a estadios de fútbol como el de Manaos, que costó millones de dólares a Brasil y solo será utilizado en cuatro partidos del torneo); sumado a las denuncias de corrupción acerca de la elección de Qatar como sede para el 2022 donde se investigan las supuestas cantidades de dinero que habrían corrido para que así sea; pasando por el hecho de que la FIFA podría llegar a ser responsable de la muerte de personas en dicho país por la construcción de la estructura mundialista que es casi nula y las duras condiciones laborales; hasta la exención del pago de impuestos en los países anfitriones de cada mundial. Porque, la FIFA es una ONG, sin fines de lucro. Claro.
Veamos, las cifras puestas en contexto hablan por sí solas. FIFA destinó $us 571 millones para las 32 selecciones participantes en Brasil 2014: $us 34,76 millones serán para el campeón, el subcampeón recibirá $us 24,83 millones, mientras que el tercero embolsará $us 21,85 millones. Los eliminados en cuartos de final se quedarán con $us 13,95 millones y las selecciones que no pasen de octavos reciben $us 8,94 millones. Todas las selecciones clasificadas al Mundial reciben dinero de la FIFA, por sólo participar. Una ONG sin fines de lucro. Clarísimo.
Con todas las credenciales de la FIFA, no sería de extrañarse que cada vez más personas generen aversión al fútbol y no se los podría culpar. Ante las acusaciones, no han faltado las defensas por parte del organismo: “La FIFA se ha hecho cargo de todos los gastos de operaciones del Mundial, la FIFA no obliga a ningún país anfitrión a construir doce estadios, la FIFA no solicita una exención general de impuestos para sus patrocinadores o proveedores, la FIFA no ha exigido nunca ningún tipo de desalojo”. Sin embargo, el gasto, el daño y los desalojos ya están hechos. Es tarde.
Si no es culpa de la FIFA, entonces ¿de quién es?. No, no es culpa del fútbol, la culpa es de los dirigentes (locales e internacionales) y las autoridades de los países de turno, que lo toman como un negocio y un espectáculo. Pero no todo está perdido. Hay una gran cantidad de organizaciones y activistas deportivos en el mundo, que apuestan a usarlo como un motor para la transformación social. El fútbol deja de ser un simple deporte y se convierte en un pretexto, una herramienta de trabajo para convocar, incluir y construir colectivamente.
Aquí algunos ejemplos de cómo el fútbol quiere cambiar el mundo, o por lo menos lo intenta.
¿Qué es el fútbol callejero?
“La pelota no se mancha” como dice Maradona. El fútbol no tiene la culpa y puede ser usado para cambiar el mundo, o por lo menos intentarlo. Foto: Periodista Virtual
Existe un fútbol diferente, lejos de los estadios lujosos, de los pases millonarios, de los hoteles cinco estrellas, lejos del machismo y los auspicios de cerveza. Este es un tipo de fútbol con selecciones mixtas, sin árbitros, con reglas propias, un fútbol que nace en la calle.
En el barrio berlinés de Kreuzberg se disputó el 2 de julio de 2006 el primer Campeonato de Fútbol Callejero, en el que 26 equipos internacionales, que representaban a proyectos sociales de sus países de origen, jugaron por el trofeo Andrés Escobar, el jugador de fútbol que inspiró al alemán Jürgen Griesbeck para crear el torneo. “La idea nació tras el impacto por el asesinato en Medellín del colombiano Andrés Escobar, que durante el Mundial de Estados Unidos de 1994 se había anotado un gol en contra. Al llegar a su país, tiempo después, lo mataron”.
El director del proyecto, Jürgen Griesbeck, definía al torneo como un hito en el campo del fútbol global. “Es una propuesta de cooperación internacional que tiene el objetivo de utilizar el fútbol desde una perspectiva social como vía hacia la paz, a la renuncia del uso de la violencia, a las drogas, la pobreza y el sida”. Para Griesbeck, la idea estaba clara, el deporte era un pretexto de integración, no de competencia y eso lo había visto durante la temporada que pasó organizando eventos futbolísticos en Colombia, cuando juntaba a equipos en riesgo a favor de un bien común: la paz.
Pero en este torneo no se premia con dinero a cada selección, por supuesto, sólo te dan el trofeo final y te llevas el honor de representar a tu país. A este campeonato no se llega por eliminatorias. Acá es proponiendo. Cada proyecto seleccionado debía pagarse sus pasajes hasta Alemania, la organización del evento correría con los gastos de estadía y alimentación durante los días del campeonato, que se disputaba en paralelo al gran evento “oficial”, la Copa Mundial de Fútbol Alemania 2006. En Mariannenplatz (Plaza Mariana), se improvisó una suerte de estadio y se instaló una villa para poder alojar a los jóvenes deportistas. Entre ellas, la selección nacional de fútbol callejero de Bolivia.
La red Streetfootballworld (fútbol callejero del mundo) estaba conformada, entonces, por 80 instituciones (hoy sobrepasan las cien) cada una con distintas motivaciones: “sacar a los chicos de la marginalidad, la delincuencia o las drogas, superar el conflicto bélico, luchar contra la xenofobia, crear una conciencia ambientalista, buscar la tolerancia y la paz o superar las secuelas dejadas por el genocidio”.
Su página web lo remarca así: “Aunque los enfoques basados en el fútbol para el cambio social iniciaron en los años 1980, es sólo en la última década que la idea ha entrado en la conciencia pública. La fundación de la red streetfootballworld en 2002 fue un punto de referencia, para proporcionar al sector una plataforma global y unir organizaciones detrás de un objetivo común. La incorporación del cambio social a través del fútbol como elemento oficial de la Copa Mundial de la FIFA el 2006 también ha fortalecido aún más el vínculo entre el fútbol y el desarrollo social. Como reconocimiento al aumento del potencial social del fútbol, cada vez más organizaciones locales, gobiernos, federaciones, filántropos y socios corporativos se están involucrando en el juego. Juntos podemos cambiar el mundo a través del fútbol!”.
El primer mundial de Fútbol Callejero se realizó del 1° al 8 de julio de ese año y logró cobijarse bajo el ala de la FIFA, la cual destina un 1% de sus ingresos a la realización de este evento (el campeonato forma parte de la política de responsabilidad social de la FIFA). "El fútbol callejero desempeña un importante papel en nuestra sociedad. Mediante él podemos utilizar los valores sociales, educativos, culturales y humanitarios para implementar iniciativas de desarrollo en todo el mundo", señaló en esa ocasión el Presidente de la FIFA en Berlín.
¿Cómo funciona?
El fútbol callejero, el que se juega en los barrios de Santa Cruz y en otras calles del mundo, tiene sus propias reglas, no tiene árbitros, los equipos son mixtos y busca el cambio social. FOTO: Periodista Virtual
Los enfrentamientos deportivos se librarán cinco contra cinco, en una cancha de 15 por 25 metros. El fútbol social, como lo explica Juan Pablo Sejas, Coordinador del Centro Cultural San Isidro y uno de los miembros que viajó al Mundial de Fútbol Callejero 2006 en Alemania, indica que la metodología parte de tres momentos pedagógicos: “en un primer momento, antes del partido, los equipos acuerdan las reglas del juego” explica “el segundo momento es el juego mismo y el tercero es un momento de reflexión sobre el juego”.
Las reglas claras. Al no tener un árbitro los mismos participantes llegan a consensos. Las reglas son variadas, pueden acordar que los límites de la cancha no dejan la pelota afuera, pueden solicitar que uno o más jugadores jueguen con las manos atadas a la espalda, el cielo es el límite. Los consensos los logran ellos. No hay árbitros, los equipos son mixtos participan hombres y mujeres en igualdad de condiciones.
El segundo momento es el juego mismo. La única consigna es respetar lo acordado. Según el momento previo, se pueden dar más puntos al equipo que se fortalezca o demuestre cumplimiento de ciertos valores como el compañerismo, el juego limpio, la solidaridad, etc. El pretexto es el juego, lo que se hace de fondo es lo importante: se educa en valores reforzando conductas de no competitividad, valores como el respeto, la integración y el trabajo conjunto de hombres y mujeres.
El tercer momento. Después del juego hay un momento de reflexión en el que se analiza si se han respetado esas reglas. La puntuación en la tabla final se hace en conjunto, entre los dos equipos y un monitor, que hace las veces de mediador y rescata los puntos de cada equipo y remarca las cosas que se deben mejorar. Para esto se utiliza un formulario a base de tablilla de puntaje, el cual da la marcación final.
La otra selección boliviana que llegó a un mundial
La gente siempre pondera a la selección boliviana de fútbol que logró llegar al mundial Estados Unidos 94, de esto ya 20 años. Sin embargo, la gran mayoría de las personas desconoce que la selección boliviana de fútbol callejero no sólo logró llegar al mundial de Alemania 2006, sino que regresaron con el trofeo al tercer lugar entre 26 países participantes.
Parte de los fondos para ese primer viaje fueron donados por el gabinete de diputados, dicho dinero (diez mil dólares) fue comprometido por el mismísimo Presidente de la República “Compañero, no te preocupes, Bolivia estará en el Mundial”, le dijo Evo Morales en su momento a Fernando Figueroa, responsable de la selección de entonces . Con ese impulso se logró trasladar a los ocho integrantes de la selección, todos venían de Santa Cruz de la Sierra (del Plan Tres Mil y de la Villa Primero de Mayo): David Abakay, L. Alberto Aguilera, Y. Jesús Céspedes, Angélica Garrido, A. Alejandro Figueroa, L. Alberto Viera, Bernardino Justiniano, J. Eduvig Ripalda, J. Pablo Sejas (preparador) y L. Fernando Figueroa (responsable).
Los ocho chicos del Centro Cultural San Isidro tuvieron una notable representación en Alemania, dejando atrás a Paraguay, Chile, Perú, Colombia, Costa Rica, Estados Unidos, Brasil y Argentina.”Nos tocó el grupo cuatro”, recuerda Juan Pablo Sejas, lo que quiere decir que vencieron a los Defensores del Chaco (Argentina) y pasaron a los cuartos de final. Más adelante, perderían ante Kenia, que derrotó a Sudáfrica y se llevó la copa. Regresaron con el tercer lugar. Lo demás como dicen, es historia.
La decepción final
2 de diciembre de 2007: “El seleccionado altiplánico derrotó por 5-3 al elenco de Argentina y se llevó los honores en el torneo que se desarrolló en Asunción, Paraguay. La próxima edición se jugará el 2008 en Argentina”, leía el titular de la prensa chilena. La selección nacional de fútbol callejero había logrado el primer lugar del campeonato sudamericano de fútbol callejero. Pero esta vez los chicos de San Isidro decidieron ya no participar. Por razones económicas, que muchas veces es lo que te impide cumplir objetivos, el Centro San Isidro decidió tener una pausa en temas internacionales y de esa manera seguir fortaleciendo su trabajo a nivel local. Y aunque siguen siendo parte de la red Streetfootballworld, que organiza el Campeonato Mundial como brazo social de la FIFA, fueron marcando la diferencia y sienten que ya no defienden los mismos intereses.
“El problema no es sólo con ellos”, recalca Sejas, ex entrenador de la selección de fútbol callejero “es a nivel local también. Fuimos parte de la Federación Cruceña de Fútbol, desde ahí vimos todo lo malo del fútbol y sentimos decepción sobre el manejo. Se hizo lo que se pudo, pero no era un espacio orientado a nuestros principios de integración, compromiso y paz” recalcó. “Nosotros no defendemos eso. Como dijo alguna vez Diego Armando Maradona 'La pelota no se mancha'”.
Cada año en el coliseo de Santa Cruz de la Sierra, más de 500 jóvenes se juntan para el campeonato juvenil de Fútbol Social, organizado por el Centro Cultural San Isidro. FOTO: Centro Cultural San Isidro
El Centro Cultural San Isidro no se da por vencido y a pesar de la falta de financiamiento, cada año desarrolla en el coliseo de Santa Cruz su propio encuentro local (http://youtu.be/aUaLkjgryWs). Anualmente congrega más de 500 jóvenes de diferentes Unidades Educativas de la ciudad, un total de 2500 jóvenes en los 5 años que lleva el evento. Generalmente se inscriben 50 Unidades Educativas, formando de 35 a 40 equipos. La idea final es llevar a las unidades educativas, la metodología de “Fútbol Social”, como lo han denominado ellos y lograr incidir en la currícula escolar.
Sin duda un proyecto ambicioso.
Otros espacios donde el fútbol intenta cambiar el mundo
Asociación española de fútbol callejero
Federación Internacional de Fútbol Callejero
Fundación Fútbol para el Desarrollo (Argentina)
