Jueves, 16 Octubre 2014 12:26

Maltrato e incertidumbre opacan la gestión de las becas del ALBA en el país

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Imagen del formulario de requisitos que los jovenes bolivianos deben cumplir para postular a las Becas del ALBA FOTO: Carla Hannover Imagen del formulario de requisitos que los jovenes bolivianos deben cumplir para postular a las Becas del ALBA FOTO: Carla Hannover

Ir a Venezuela como becario del ALBA resulta un vía crucis que comienza en Bolivia. La irregularidad en las comunicaciones y el trato torpe de algunos funcionarios son los problemas con los que se encuentran en el camino. Han partido los últimos becarios en todo caso.

Carla Hannover/ La Paz

Partió con los únicos 200 dólares que tenía ahorrados y con la ilusión de lograr un título en el campo de la informática. Martín (nombre ficticio para resguardar su identidad) es uno de los últimos jóvenes bolivianos beneficiados con las becas del ALBA, que el Gobierno de Venezuela entrega en el país desde 2006 y que va a suspender por su crisis económica.

Martín, miembro de un movimiento de jóvenes indígenas sabía a la hora de partir que arribaría a Caracas. Sólo eso. No tenía idea sobre la universidad en la que estudiaría, ni si ésta está en la capital u otra ciudad del país bolivariano. Fue becado en 2011, por lo que debía partir en marzo de 2012, pero su viaje fue reprogramado y cancelado al menos tres veces. “La última vez que pidieron que confirme mi participación en el programa fue en septiembre de este año (2014), pero pensé que iba a ser como en los anteriores años que me cancelaban la salida a último momento, igual confirmé”.

El joven se contactó con La Pública días antes de su partida, luego de leer una denuncia que llegó a este medio en septiembre reciente, sobre el hambre y la incertidumbre que pasan los becarios bolivianos en ese país. “He recibido una llamada de la Embajada de Venezuela en la que me aseguraban que partiré en los próximos seis días y que tenía que visitarlos”, contó en su primer encuentro con La Pública.

Recibió la llamada el miércoles 1 de octubre; su vuelo partía el lunes 6 hacia Venezuela, donde permanecerá los próximos cinco años. “Quisiera que me den garantías de que van a cumplir con los pagos porque no tengo mucho dinero y porque todo este proceso ha sido muy informal”, dijo. Pese a la preocupación, estaba emocionado porque por fin haría realidad su sueño de “salir a estudiar al exterior”.

Desde el momento en que Martín se contactó con La Pública, este medio realizó el seguimiento a su caso y acompañó al joven en algunos trámites previos al viaje. Durante ese proceso salió a relucir una serie de irregularidades, además del trato desconsiderado y hasta prepotente por parte de un funcionario de la Embajada de Venezuela.

Las Becas del ALBA (Alianza Bolivariana Para los Pueblos de Nuestra América) son ayudas otorgadas por el Gobierno de Venezuela que se extienden a los países que suscribieron el tratado comercial. “El Gobierno de Venezuela otorga becas en el país en el marco de un convenio que firmó con Bolivia en 2006, en el que se compromete a otorgar 5000 becas, de pregrado, posgrado y cursos cortos para jóvenes de escasos recursos”, explica Guillermo Delgado, responsable de Becas de la Escuela de Gestión Pública Plurinacional (EGPP), institución que desde 2006 se encargó de lanzar las convocatorias de las becas venezolanas. Hasta la fecha, más de 1500 jóvenes bolivianos han sido beneficiados.

¿Becas o beneficencia?

Son las 11.00 del 3 de octubre. Martín y yo estamos en la Embajada de Venezuela. “Me han llamado ayer para decirme que me han concedido la beca y que parto el lunes. Vine para tramitar la visa”, le explica al policía que atiende en el ingreso. El guardia nos deja pasar y es entonces cuando Martín me cuenta que desde 2011 la Embajada de Venezuela ha retenido su pasaporte. “No quisieron entregármelo, pues cada vez que les pedía que me lo devolvieran me decían que si lo sacaba perdería la beca, por ello dejé mi documento todos estos años”, cuenta.

Ya en la sala de espera, un funcionario boliviano nos atiende. Martín le reclama por el poco tiempo con el que le confirmaron el viaje. “¿Qué tiene?”, le pregunta el funcionario un poco malhumorado. Entonces intervengo y le vuelvo a formular la pregunta de “por qué se le avisó con tan poco tiempo sobre la partida, dado que es una beca de casi cinco años”. Entonces el funcionario le responde a Martín. “Mira, tú eres un suertudo. Tu cupo en la universidad ha salido a último momento y ni bien nos han informado te hemos llamado. Además, aprovecha que eres de los últimos becados”, le dice.

Según Delgado, desde 2011 la Embajada de Venezuela suspendió la emisión de las becas del ALBA en Bolivia debido a la crisis económica de ese país. “Ya no estamos enviando más becarios, salvo los pendientes, pues son una deuda con Bolivia que Venezuela está saldando”, asegura el hombre.

Con los becarios de otros países tampoco ha marchado bien el convenio. Hace dos años, los becarios brasileños que estudiaban medicina, encabezados entonces por Jaquelin Texiera, protestaban ya por el trato; a ese grupo se sumaron algunos becarios bolivianos y las represalias llegaron en la asignación de las tarjetas de alimentación. Sin embargo, peor les fue a los 220 becarios nicaragüenses que tuvieron que regresar a mitad de carrera debido a los recortes que sufrió la fundación. “El gobierno de Nicaragua confirmó que 220 jóvenes que estudiaban medicina en Venezuela regresaron a Managua, en medio de rumores de un supuesto recorte de fondos del llamado programa de ‘becas del ALBA’ por parte de Caracas”, se lee en un artículo “Recorte a Alba becas obliga el regreso de 220 estudiantes”, publicado en enero de 2014 por el diario El Mundo. Martín conoce todos estos antecedentes, pues según él, ha realizado un seguimiento exhaustivo a la situación de Venezuela desde que le otorgaron la beca.

Lpz BecasALBA2Una ex becaria del ALBA retoma sus estudios en Nicaragua FOTO: Tomada de El Nacional de Venezuela

En la Embajada, Martín intenta formular más preguntas al funcionario sobre los pagos y beneficios de la beca, pero éste las evade y se va en busca de sus papeles. El joven había entregado en 2011 al consulado venezolano un archivador con sus certificados de notas, la fotocopia legalizada de su título de bachiller, alrededor de 15 exámenes de salud que le solicitaron como parte de los requisitos y su pasaporte, entre otros documentos. “Tuve que invertir unos 3.000 bolivianos para hacerme todos estos exámenes”, relata. “Me pidieron todo tipo de estudios, incluso uno psicológico. Es gracioso, porque para muchos de los informes sólo pague un monto de dinero y los médicos que los firmaron ni siquiera me revisaron”, agrega. El gasto resulta irracional si se considera que las becas del ALBA son para personas de bajos recursos.

Mientras esperamos el retorno del funcionario vemos las noticias en un televisor instalado en la sala. Justo en ese momento Telesur informa sobre el asesinato del diputado Robert Serra, fallecido días antes. Martín mira atento el informe. “Venezuela está mal”, me dice. Y aun así “¿sigues queriendo ir?”, le pregunto. “Sí”, me dice. Entonces a seguir esperando.

Unos 40 minutos después, el funcionario sale y le dice que el Cónsul quiere hablar con él, le invitan a pasar a una oficina sólo a él, así que me quedo esperando otros 40 minutos. Martín sale más aliviado. “El cónsul me preguntó si estoy consciente sobre la situación que atraviesa su país y luego me dio unos tips para cuando esté allá”, me dice. Da la impresión de que no quiere contarme más.

El tiempo apremia y Martín debe ordenar sus cosas, hacer las maletas y algunas compras. Acordamos vernos para realizar una visita a la Escuela de Gestión Pública Plurinacional (EGPP), que es la que convoca a las becas del ALBA, pues el joven quiere pedir algún documento que certifique que se está yendo becado a Venezuela, pero Martin no llega porque le confirman otra reunión informativa en la Embajada de Venezuela.

Por la tarde nos vemos luego de su reunión. “Nos dieron la confirmación de los pasajes. También me entregaron el visado para que allá no tenga problemas, pero no me dieron ningún documento que certifique que soy becario ni los beneficios que vamos a recibir”.

El joven sólo sabe que recibirá una mensualidad de 1.000 a 1.500 bolívares (entre 142 y 214 dólares), dependiendo de si la universidad donde estudiará tiene alojamiento y comedor. “Sólo nos cubren las comidas de los días hábiles, el sábado y domingo corre por nuestras cuentas”.

Le aseguraron que tendrá un seguro de salud, aunque según otra becaria boliviana del ALBA que se encuentra ya en Venezuela, “el seguro universitario, en la realidad no funciona ni para los venezolanos”. “Nos dieron unos tips. Nos han insistido en el tipo de cambio del dólar. Nos han dicho que nos fijemos como hacen el cambio de dólar en el mercado negro”, continúa. “¿En el marcado negro?”, le pregunto. “Sí, nos dijeron que el cambio oficial está 1 dólar por 7 bolívares, pero como no es conveniente hacer ese cambio lo mejor es hacerlo en el mercado negro que está 10 veces más. En la embajada me recomendaron que me lleve dólares y que los cambie en el mercado negro, que la situación allá está difícil. Además, nos recomendaron que nos llevemos algunos productos como papel higiénico, dentífricos y champú porque que esas cosas son muy difíciles de encontrar en este momento en Venezuela”.

El lunes 12 de octubre Martín partió a Venezuela. “No han podido darme la información. No sé dónde viviré, ni en qué universidad estudiaré. Dicen que me darán toda la información allá. Llame a la EGPP pero me dijeron que tampoco pueden darme algún papel que certifique que soy un becario, ni nada”, señala. “Clarito será”, me dijo encogiéndose de hombros.

Tras las conversaciones con Martín, La Pública buscó en dos oportunidades concertar una entrevista con el Cónsul de Venezuela, pero desde esa oficina sólo se comprometieron a devolver las llamadas, cosa que no hicieron hasta la fecha.

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