Bolivia, cuya ciudadanía se caracteriza por una dinámica social condimentada de protestas, no se ha apropiado de la internet al nivel de movidas mundiales como la Primavera Árabe, los Indignados de España o la Revolución Estudiantil chilena. Sin embargo, pese al internet caro y lento, el ciberactivismo es una práctica emergente en segmentos de la población con determinadas características sociodemográficas.

Que sectores tradicionalmente caracterizados por su apatía o renuencia a participar de protestas sociales se esté activando no deja de llamar la atención. Desde las redes, gente que no saldría a las calles a manifestarse ha logrado incidir en la opinión pública, organizarse, poner temas en la agenda pública y en algunos casos incidir en las decisiones o en la circulación de ideas, como muestran los casos de protesta vitual como “Defendamos la Manzana Uno como espacio cultural” o “Todos con Al-Azar”. De hecho, más de una veintena de movidas ciudadanas activadas por distintas causas, todas ellas haciendo uso de la web 2.0, están reflejadas en un reportaje de La Pública, de abril de 2014 Ciberactivismo a la boliviana.

Otros ejemplos muy recientes son #MachistasFueraDeLaLista y #RechazoALosPercyMoscas, movidas que tuvieron incidencia directa para introducir el tema de la violencia contra las mujeres en el debate de las Elecciones Generales.

En este sentido, la investigación Generación WiFi, propiciada por el Programa de Investigación Estratégica en Bolivia, halla que en Santa Cruz de la Sierra, si bien las características estructurales de la población (participación, organización, etc.) no cambian a la hora de tomar redes, es un hecho que en ellas los jóvenes están validando, poco a poco, una nueva forma de hacer ciudad.