Ojos que no ven* / Japo Kasa

Ayer a medio día, cansadas por el frío, los trece días de marcha y dos meses de acampadas en distintos puntos del camino que va de Cochabamba a La Paz, llegaron las personas participantes de la caravana al pueblito de Japo Kasa (Oruro). Procedieron a descargar sus enseres en las inmediaciones de un edificio de artesanías que financió y construyó la Unión Europea durante la presidencia de Gonzalo Sánchez de Lozada.

Acto seguido, aparecieron diversos grupos con el fin de aportar ayuda humanitaria: un grupo de voluntarias que dicen trabajar con niñas y niños que sufren violencia; un club de la franmasonería de los rotarios; un médico internista que llegó de Oruro para aportar medicinas y para hacer algunas recomendaciones de salud; y por último, cuando abandonaron la zona los nombrados, llegó un otro motorizado.

Era una camioneta cuyos ocupantes quisieron entregar diversa ayuda humanitaria sumamente necesaria, dadas las condiciones de la marcha. El vehículo portaba alimentación, ropa de abrigo, guantes y medicación. Se trataba de una comisión del partido de Unidad Nacional compuesta por un dirigente del sector de la discapacidad procedente de La Paz y dos personas más que dijeron hablar en nombre del empresario y líder del partido, Samuel Doria Medina. Pidieron a los dirigentes del sector que aceptaran el donativo que traían como prueba de solidaridad con las justas demandas de las personas movilizadas.

Tras una breve reunión interna entre los representantes de los nueve departamentos (de la que fuimos testigos), se adoptó por unanimidad rechazar la ayuda. Dicha entrega fue percibida, por un lado, como un intento de utilizar políticamente al sector y, por otro lado, se argumentó que la recepción no haría otra cosa que dar alas al gobierno que en estos días ha estado diciendo, en diversos medios de comunicación, que -además de que la demanda de la renta mensual es inviable- las personas movilizadas están manipuladas y marchan siguiendo órdenes de la oposición derechista del país. Tal decisión del rechazo de la donación se adoptó por consenso. También se procedió a argumentar las motivaciones que suscitaron la no aceptación de la ayuda por parte de la dirigencia de los nueve departamentos.

Wilfredo Góngora, dirigente de Santa Cruz, explicó: "Si nosotros aceptáramos su ayuda, no servirían de nada los sacrificios que hemos hecho hasta ahora. Nosotros contamos con nuestras fuerzas y con la ayuda de la gente. Pero no queremos ayuda de partidos políticos. Porque además ustedes deberían saber perfectamente que el gobierno vigila nuestros pasos".

Alex Marcelo de Bracamonte, dirigente de Chuquisaca y jurista,  recordó a las comisionadas de Unidad Nacional que, si de verdad desean apoyar las demandas del sector, tienen en su mano otros mecanismos por los lugares en los que dicho partido tiene reperesentación. Mecanismos, sostuvo, que pueden ser desde la presentación de propuestas legales, la interpelación al gobierno para que atienda las demandas, hasta las declaraciones en los medios de comunicación. "Pero no así. De esta manera no lo podemos aceptar", enfatizó Marcelo.

Otros representantes dijeron a las comisionadas de Doria Medina que, en el pasado, el sector fue muy utilizado tanto por el gobierno como por la oposición, y que ahora no lo iban a permitir. "Ahora contamos con nuestras propias fuerzas", aseveró el dirigente de Potosí Miguel Mamani.

Por último, la dirigente cochabambina Rose Mari Guarita, comentó: "Han tenido dos meses para manifestar algún tipo de apoyo a nuestra lucha. ¿Por qué no lo han hecho antes?".

Las representantes de Unidad Nacional sostuvieron que no pensaban utilizar la entrega de la ayuda humanitaria políticamente y que, de hecho, no habían traído prensa. Argumentaron que se hacían eco de la dureza de la marcha y que esa era la única razón por la que entregaban la ayuda. Acto seguido, subieron al vehículo y abandonaron el lugar en el vehículo cargado con lo que habían traído.

En cuanto a la reacción de los comunarios de Japo Kasa, cabe señalar que fue de acogida, contrariamente a lo que ocurrió durante el fin de semana anterior en Llavini y hace un par de días en Confital, poblaciones en las que se les negó el ingreso a las respectivas escuelas, por lo que los marchistas tuvieron que acampar a la intemperie.

Escucha aquí como se prepararon los marchistas para la noche 13 de camino a La Paz. 

 

*Ojos que no ven es Richard Mateos, periodista ciego que camina por el mundo con Mali su perra guía.