Viernes, 05 Diciembre 2014 08:01

"Yo me di cuenta el día que me golpeó por segunda vez"

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Testimonio de una mujer boliviana que ha sufrido violencia en su hogar. Aceptó escribir al respecto para La Pública con la condición de preservar su identidad y proteger así a su familia. Miedo, ya no siente; está tranquila ahora que está viviendo una vida nueva de la que ella lleva las riendas.

Marianela, Cochabamba

Me decían: “Cuando estás a lado de tu esposo estás segura y tranquila”. Se supone que mi familia sentía eso; pero ahora digo, ¿yo estaba segura a su lado? ¿Segura de qué? ¿De tener estabilidad económica o "social"? ¿Y dónde quedaban los sentimientos? ¿O el amor? Ah… me olvidaba, justo ahí entraba lo que era el "aguante"...

¿De qué servía que me presente como "La señora de..." si todo era un teatro? Ante todos, una pareja perfecta, donde él era el responsable y respetuoso esposo, ¿y yo?, la abnegada... ¿y para qué?, ¿tan importante es tener esa imagen ante todos? Pero… ¿hasta qué punto?

Tenía todas estas interrogantes, pero no me imaginaba que lo peor estaba por venir: la denuncia. Es doloroso, ya que una va a acusar al ser que amaba, en el cual confiaba, a quien juró amar, a quien quiso amar.

Cuando normalizas sus actitudes violentas, no te olvides que todo puede empeorar. Si te pegó una vez, lo seguirá haciendo sin importar cuánto se disculpe y hay la posibilidad de que se le pase la mano y llegue a feminicidio.

Yo me di cuenta el día que me golpeó por segunda vez. Me daba miedo pensar en podía volver a pasar y que se haga costumbre. Llegó la tercera vez y justo entonces fue tomada la decisión, las cosas estaban claras, dolorosas pero claras.

En las instituciones que ayudan a las mujeres en ese tipo de casos había que contar la cronología de los hechos. Es una experiencia traumática, desde que una se entrevista con la abogada hasta las evaluaciones psicológicas. Son realmente traumáticas: recordar paso a paso lo que sentiste… y se supone que eso ayuda.

Así, la abogada me derivó al forense, luego a la psicóloga, a la visitadora social. Todo eso me sirvió para sentar un antecedente y realmente para no mucho más. Él tiene las de ganar porque tiene posición económica.

Obviamente los abogados te dicen que se va ganar el caso y que todo saldra a tu favor.... bla, bla, bla. Pero, ¿quién toma en cuenta en problema físico y psicológico en el desarrollo del proceso? Y seguía el proceso, y yo con tranquilizantes. Y la gente te dice: “!no es justo, tienes que seguir!”. Qué fácil suena.

Poco o nada se sabe sobre los índices de violencia en la clase media, porque para la sociedad es más fácil hablar del otro, del popular, del que llega a la policía y los periodistas están ahí para sacarle foto. Yo no hubiese podido haber soportado eso más. Pero mi punto es que sin importar tu nivel de educación, posición social, económica, la violencia te pone en un papel espantoso de vulnerabilidad, el de la “víctima”, en el que dependes de la burocracia que apaga tu esperanza. Un papel que la sociedad juzga tan precipitadamente que pasarás de víctima tonta a arribista, de arribista a puta, de puta a víctima y así por mil personajes que ya no interesa saber. Sobrevivir a esto es de valientes, porque ni la sociedad ni las leyes ni procesos pensados para tu “ayuda” son efectivos.

Y bueno, para todas las personas que pasan por todo esto, simplemente a ponerse las pilas, ser fuertes, y no pensar en los demás sino sólo en nuestra tranquilidad. Nada es perfecto, pero no por ello tenemos que someternos a un falso amor, y a un título de "esposa". No tiene sentido vivir en una burbuja, hay que salir porque hay una vida, hay otras formas de seguir. No será rápido de superar, nadie dijo que sería fácil, pero tampoco imposible.

Decidí dejar mi caso para que se cumplan los dos años de separación para el inminente divorcio. Con el cambio de ley existe mucha especulación de como seguirá mi proceso. Actualmente me estoy dedicando a mi vida. El tiempo dirá.

El perdonar ese tipo de actitudes, golpes, gritos, maltrato, simplemente es por vergüenza y miedo al fracaso. Tal vez también por amor, pero, ¿hasta qué punto uno puede estar enamorada? La sociedad te critica siempre, y tiene doble moral... Es que es tan sagrado el matrimonio que se supone que uno tiene que aguantar ese tipo de actitudes... Escuché tantas cosas absurdas, como por ejemplo: Ese tipo de cosas pasan siempre. ¿Siempre? Es decir, ¿uno se casa para aguantar? O cuando uno cumple aniversario de matrimonio, ¿cabe esperar un premio al más fuerte? ¿O a la que se calla por más tiempo? ¡No entiendo!

Leer también:

Feminicidios: Hablemos de los victimarios

http://lapublicadeslenguada.blogspot.com/2014/11/jovenes-escriben-cartas-para-hacerle.html

 

 

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