Texto, Carla Hannover y Mabel Franco, La Paz / montaje de fotos, Raisa Valda, Cochabamba / edición de video, Fabiola Gutierrez, Santa Cruz
Un anteproyecto de Ley Para el reconocimiento de los derechos y defensa de los animales, que llevaría el nombre de “Juan Evo Morales Ayma”, fue entregado anoche (21 de abril) a la Secretaría General de la Cámara de Diputados. "Esperamos que sea remitida lo antes posible a una comisión para su tratamiento y aprobación en gande", expresó Miriam León, miembro de la asociación DACH Bolivia. Sin embargo, pese a la iniciativa, llegar a un acuerdo no será tarea fácil, ya que para algunos juristas establecer penas de cárcel de tres a seis años es demasiado punitivo como para que la sociedad lo acepte.
“El Presidente Evo Morales ha entendido que los animales tienen derechos que el Estado debe reconocer”, explica León, quien se reunió el 20 de marzo en Santa Cruz con el presidente Morales y otras asociaciones de animalistas para discutir la necesidad de promulgar una Ley de Defensa de los Animales. A la cita también asistieron los ministros de Autonomías y Medio Ambiente.
“Nosotros hemos ido a esa reunión apoyando (el proyecto de) Ley 153, pero no la última versión, en la que se aceptan los sacrificios de los animales. Hemos ido con la posición de apoyar el anterior (proyecto de) Ley 153 que prohibía esos sacrificios en rituales, entre otras formas de maltrato". Esta propuesta cumplió a principios de 2015 el quinto año de idas y venidas en busca de aprobación; sin embargo, “los diputados rurales no han querido que se apruebe”, señaló la activista durante la vigilia que se realizó el viernes 17 de abril en la plaza del Bicentenario de La Paz, al cabo de una marcha por las calles del centro.
Según cuenta León, el proyecto de Ley 153 fue desestimada y archivada por los legisladores el 8 de enero, durante la última sesión para su tratamiento. “Hemos pedido que se desarchive ese proyecto, pero nos lo han negado”.
Tanto la activista como sus compañeros están esperanzados en la palabra de Morales, quien se habría comprometido a promulgar este año una Ley para la defensa de los animales, por lo que han afinado un nuevo proyecto en coordinación con autoridades gubernamentales. La nueva norma plantea penas que van de 1 a 5 años cuando se trate de robo de animales, venta y cautiverio, entre otros; de 3 años cuando se trafique con animales de fauna silvsestre; la pena subirá a 6 años si se trata de una especie que esté en peligro de extinción. Otra falta castigada con una pena de 6 años es la zoofilia. Y se castigará con 4 años de carcel en casos de biocidio, es decir cuando las personas matan a uno o más animales con crueldad.
Además de las viejas resistencias que el proyecto deberá vencer, otro aspecto que los animalistas bolivianos deben superar es la persistente división entre quienes se consideran defensores de la vida y los que optan por la eutanasia; éstos últimos están de acuerdo con provocar la muerte a un animal en caso de enfermedad o de vejez, todo para evitarle el sufrimiento. Debido a esa división, las propuestas de Ley para la Defensa de los Animales no han logrado consenso, pese a que todos reconcen la urgencia de una norma que además de condenar la crueldad, regule también la crianza de animales de granja, para la industria y los mataderos, entre otros.
Las últimas semanas, los medios de prensa han informado sobre diversos casos de crueldad contra los animales, lo que ha llevado a la ciudadanía a manifestarse masivamente en siete de nueve ciudades capitales del país. En esas movilizaciones, que se hicieron paralelamente a partir de las 19.00 del viernes 17 de abril, se ha pedido que los actos de maltrato no queden impunes.
Algo va cambiando
Niños, adolescentes y jóvenes han sido la mayor parte de los marchistas del día 17, como se aprecia en la galería de fotos y un video editado por La Pública. Ellos parecen tener una consciencia distinta acerca del valor que como ser vivo posee un animal, cualquiera sea éste, respecto de generaciones anteriores. No es que gente adulta esté ausente, pero durante las marchas es juventud la que se observa y a quien se escucha exigir a gritos una ley.
Entre las palabras de la gente acerca de los animales, se pudo escuchar repetitivamente: "Son como personas", "es mi hijo", "sufren"... y también el calificativo de "asesinato" para la forma en que una mujer colgó y apedreó a un perro. Varios de los manifestantes en todas las ciudades cargaron o llevaron con una correa a gatos y perros, algunos de ellos con capas y otras prendas de vestir, cuando no letreros con consignas de protesta.
En La Paz, la marcha que comenzó en la plaza Abaroa (Sopocachi) avanzó hasta la plaza Murillo, el centro del poder político, a donde pretendió ingresar como hacen todas las manifestaciones que intentan arrancar una respuesta a legisladores y al Poder Ejecutivo. No se les permitió el paso; pero simbólicamente los animalistas cumplieron su cometido: que se escuche el grito de "¡Basta!" y de "Ley de proyección contra la crueldad animal", o "Maltrato animal, al Código Penal".
En la vigilia que se hizo en la plaza del Bicentenario tomaron la palabra activistas y gente que se unió a la marcha convocada a través de las redes sociales digitales y los medios informativos. Una joven tuvo la idea de pedir un minuto de silencio por los animales muertos por la crueldad de la gente. Una niña arrancó lágrimas cuando contó cómo en la zona oeste de La Paz a diario observa cachorritos que han nacido en la calle y que, si sobreviven, son atropellados y se los deja morir sin prestarles ayuda. Otro muchacho de la ciudad de El Alto exigió que se tomen medidas para evitar que tantos perros, con amos o no, vivan en las calles.
Hubo también, en todas las marchas, quienes abogan por el vegetarianismo, pues no sólo son las mascotas, dicen, sino otros animales, como pollos y vacas, los que sufren una vida y una muerte cruel.
Como alegó una de las activistas, cada ciudadano puede promover el cambio sin esperar acciones de parte de los grupos de animalistas. Y eso incluye cambiar costumbres y tradiciones, pues "crueldad no es cultura".